SAN SALVADOR, 15 enero 2001 (ZENIT.org).- Todas las parroquias de El Salvador se han puesto a disposición de los damnificados del terremoto. Lo han anunciado fuentes de la arquidiócesis capitalina, guiada por el arzobispo Fernando Sáenz Lacalle.
Al celebrar la eucaristía ayer domingo, en la catedral, con grietas por efecto del sismo, el obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez, explicó que todas las parroquias del país se han puesto a disposición de los afectados. Servirán como centros para recibir la ayuda en víveres, medicina y ropa. Estas donaciones se distribuirán después entre los damnificados.
En la noche anterior, los representantes de la Iglesia católica habían participado en una reunión con el presidente del país, Francisco Flores. Como conclusión se creó un «Comité de Nacional de Solidaridad», encargado de coordinar la labor de la Iglesia y el gobierno.
En el encuentro, la Iglesia sugirió que a las víctimas se les brinde asistencia psicológica, que se les acompañe en los momentos de dolor, por las perdidas de sus seres queridos o de sus casas.
Uno de los puntos más importantes del encuentro fue la constatación de encontrar sistemas para compartir información entre los organismos del Estado, alcaldías, cuerpos de seguridad, y las iglesias, para que llegue la ayuda sin discriminación de ninguna clase.
Según explicó monseñor Rosa Chávez, en una rueda de prensa ofrecida tras la eucaristía dominical, esto se puede realizar gracias a que las instituciones religiosas poseen la organización necesaria para poder distribuir la ayuda a los más necesitados.
La Iglesia, en cumplimiento de su misión estará llevando comida, bebida y ropa a los afectados, aclaró el prelado. También reagrupará a las personas en parroquias, ayudará en la reconstrucción y por último centrará esfuerzos para la reconciliación.
La cifra de muertos a causa del terremoto que se registró el sábado en El Salvador ha superado los quinientos. Los desaparecidos son unos 4.000.
Aunque el presidente Francisco Flores aún no se atreve a establecer la magnitud de la tragedia, una revelación suya puede dar una idea: ha pedido a Colombia que done tres mil féretros.
