ROMA, 15 mayo 2001 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal Italiana ha presentado al líder del centro-derecha Silvio Berlusconi, recién elegido primer ministro de Italia, las prioridades que a su juicio tiene que afrontar el nuevo gobierno surgido de las elecciones celebradas el pasado domingo.
El magnate de los medios de comunicación, líder de la alianza electoral Casa de las Libertades, gobernará con una holgada mayoría (fenómeno único en los últimos cincuenta años), al alcanzar en la Cámara con 368 escaños (la mayoría absoluta son 316 diputados). Su contrincante, Francesco Rutelli, ex alcalde de Roma y líder de la coalición de centro-izquierda, El Olivo, ha logrado 250 diputados. También estarán presentes en la Cámara de Diputados once representantes del Partido de la Refundación Comunista, logrados por el sistema proporcional.
En el Senado, la Casa de las Libertades también ha alcanzado una segura mayoría con 177 escaños de los 315 en juego. El Olivo alcanza 128 y Refundación Comunista tres.
Este lunes, cuando comenzaban a hacerse definitivos estos resultados, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Camillo Ruini, abrió la asamblea plenaria de los obispos con un amplio examen sobre la situación social y política de «una sociedad –dijo– con cambios rápidos y profundos que afectan a las condiciones de vida y de trabajo».
En nombre de los 253 obispos italianos, Ruini dijo que, aunque no es tarea de los obispos «expresar un juicio sobre los resultados» de las elecciones, sí quería formular un deseo de mayor estabilidad y coherencia en el ámbito político que facilite el intento de dar respuestas a las necesidades de los ciudadanos.
El purpurado expresó juicios negativos sobre la campaña electoral en la que se dieron frecuentes ataques personales entre los candidatos y se dejó poco espacio a la discusión de los programas.
Denunció, además, el desorden organizativo que caracterizó la jornada electoral del domingo, hasta el punto de que «el ejercicio del voto se hizo cansado, y en algunos casos problemático para algunos ciudadanos».
El deseo de la Conferencia Episcopal Italiana es que, tras las elecciones se dé «un período de estabilidad y que se superen los enfrentamientos tras la confrontación electoral para dar lugar a un trabajo provechoso para el bien común del país».
Entre las prioridades que ha presentado el cardenal Ruini al nuevo gobierno destacan: colocar a la familia en el centro de la política y defensa la vida, lucha contra la pobreza (promoción de puestos de trabajo) y contra el «vacío ético», reconocimiento efectivo del papel de las escuelas privadas, y lucha contra la criminalidad organizada en el país que dio cuna a la palabra «mafia».
El presidente del episcopado propone un nuevo esfuerzo por mejorar la seguridad social, en el marco de una solidaridad capaz de recurrir a instrumentos nuevos.