Santa Sede: «Demasiados los niños implicados en conflictos armados»

Ratifica dos protocolos de la ONU para una mayor protección de la infancia

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NUEVA YORK, 25 octubre 2001 (ZENIT.org).- El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York, el arzobispo Renato Martino, comunicó este martes que la Santa Sede ratificará dos protocolos que se añaden a laConvención de los Derechos del Niño.

El primero de ellos prohibe explícitamente el comercio de niños, la prostitución y la pornografía infantil y exige además protección legal contra los abusos sexuales, la extracción y la transferecia ilegal de órganos y el trabajo forzado.

La Santa Sede es el undécimo estado que ratifica el protocolo añadido. Se necesitaban diez firmas para que la nuevas norma entrara en vigor.

El otro protocolo se refiere a la implicación de los niños en los conflictos armados. Un tema plenamente actual. En su intervención en el Palacio de Cristal, monseñor Martino subrayó que «son demasiados los niños en el mundo que se encuentran cada día implicados en guerras y conflictos que dejan cicatrices físicas y psicológicas, resultado de la directa participación en los combates pero también de la separación de la familia, de la malnutrición y de la falta de instrucción».

El protocolo sobre «Niños en los conflictos armados» amplía su prohibición de reclutamiento de los menores en caso de guerra hasta los 18 años. Además la norma prohibe también a las fuerzas armadas paramilitares contratar a menores.

La Santa Sede es el estado número diecisiete en suscribir el documento que, para ser operativo, tiene que ser todavía ratificado por otros tres países.

Monseñor Martino subrayó la importancia de haber cruzado el umbral del número de ratificaciones necesarias para hacer operativo el protocolo sobre los abusos sexuales y ha expresado su esperanza de que «haya una ratificación universal de un instrumento tan importante».

Pero reconoció que, aunque constituye para los niños la afirmación de garantías legales, «no significa que dé certeza de la protección».

«La verdadera protección –concluyó el representante de la Santa Sede– viene del amor genuino, del cuidado y de la atención que cada persona está llamada a dar en el reconocer a cada niño como un precioso don de Dios».

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ZENIT Staff

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