MOSCÚ, 24 octubre 2001 (ZENIT.org).- El pasado 20 de octubre, a los cuarenta días de los atentados en Estados Unidos, con la bendición del patriarca de Moscú y de toda Rusia Alejo II, tuvo lugar la celebración de la Divina Liturgia por el descanso de las almas de las víctimas.

El funeral por las personas inocentes muertas en la masacre, entre quienes se encontraban también ciudadanos rusos, fue presidido por el metropolita Sergius de Solnechnogorsk, canciller del Patriarcado de Moscú, en la Iglesia de Cristo Salvador.

En el servicio, estuvieron presentes representantes de la Embajada de Estados Unidos en Moscú y familiares de las víctimas.

«Miles de personas inocentes murieron por la locura de aquellos que desean reconstruir el mundo a su manera», dijo su eminencia Sergius.

Recordó el periodo pre-revolucionario en la historia de Rusia cuando altos funcionarios gubernamentales e incluso emperadores rusos y miembros de la familia imperial fueron víctimas de acciones terroristas.

«Los terroristas trataban de obtener libertades democráticas de las autoridades pero sólo debilitaron el Estado. En consecuencia, el país se vio a sí mismo bajo el yugo comunista por setenta largos años. Lo que subyace en la base del terrorismo es siempre malicia pero actualmente el rostro del terror ha cambiado, ahora mata no a individuos o grupos sino a multitudes. Los terroristas lo hacen para aterrorizar y sembrar el pánico con el fin de lograr sus objetivos», afirmó.

Respondiendo a preguntas de los periodistas, después de la celebración, el metropolita Sergius indicó que en esta celebración se ha rezado no sólo por los ortodoxos muertos en los rascacielos de Nueva York sino a todas las víctimas de los atentados.

«Una persona que deja la vida inesperadamente merece nuestra especial atención y oración. Dios es el Juez de todo y Él decidirá el destino de cada uno pero nosotros le rezamos ardientemente por las víctimas», dijo y especificó que la Iglesia ortodoxa no reza por los kamicaces terroristas porque ellos no solamente son suicidas sino también asesinos de miles de personas.