Avanza el ecumenismo: cristianos caldeos y asirios, juntos en la Eucaristía

Firmado un acuerdo litúrgico entre las dos Iglesias

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CIUDAD DEL VATICANO, 26 octubre 2001 (ZENIT.org).- La Iglesia católica y una de las más antiguas Iglesias cristianas, la de los Asirios de Oriente, han dado un paso decisivo hacia la unidad al ofrecer la posibilidad a sus fieles de acceder en ciertos casos a la Eucaristía.

Un acuerdo hecho público este jueves por la Santa Sede establece que «en caso de necesidad, los fieles asirios pueden participar en una celebración caldea de la Santa Eucaristía y recibir la Santa Comunión».

Del mismo modo los fieles caldeos (es decir en plena comunión con Roma) «para los cuales sea
física o moralmente imposible acceder a un ministro católico, pueden participar en una celebración asiria» y recibir la Eucaristía.

Las orientaciones que han permitido este cambio fueron firmadas el pasado 20 de julio pero sólo ahora el Vaticano las ha anunciado públicamente, aceptando así las propuestas de Mar Dinkha IV, patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente y de Raphael Bidawid, patriarca de la Iglesia Caldea (que está estos días en Roma participando en el Sínodo).

Estas orientaciones constituyen un notable paso adelante en las relaciones ecuménicas. La medida sin embargo, como indica el comunicado difundido ayer, «no es equiparable a la plena comunión eucarística», aunque se trata de un verdadero avance «hacia aquel día bendito en el que será posible celebrar en paz la Santa Eucaristía».

Desde el punto de vista pastoral, se trata de una decisión de especial. Los cristianos de estas Iglesias viven en situaciones de minoría y en ocasiones tienen dificultades serias para acceder a la Eucaristía. La mayoría de estos fieles viven en Irak, Irán y Turquía.

La Iglesia asiria de Oriente se aisló del resto de la cristiandad tras el Concilio de Efeso (431) que condenó la herejía del patriarca Nestorio, según el cual Jesús tenía una sola naturaleza. En 1552,
tras una serie de conversiones individuales de obispos, parte de esta Iglesia restableció la comunión con Roma y nació así la Iglesia caldea, cuya sede actual está en Bagdad.

Ambas Iglesias, sin embargo, han seguido compartiendo la misma tradición teológica, litúrgica y
espiritual.

En 1994, una Declaración cristológica común, firmada en Roma por Mar Dinkha IV y Juan Pablo II, eliminó también los equívocos que habían llevado a considerar monofisitas a los asirios. De este modo se superó el origen del cisma.

Hoy los cristianos asirios son cerca de 400.000, repartidos entre Irak, Medio oriente, Europa del Norte, Estados Unidos y Australia.

Los caldeos en cambio son 800.000 y viven preferentemente en Irak pero también ellos, a causa de los acontecimientos internacionales, han experimentado una notable diáspora.

Las dos comunidades sufren situaciones de gran pobreza y para muchos de sus fieles es difícil, explica la nota del Vaticano, tener una «vida sacramental normal». De aquí la importancia de esta decisión.

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ZENIT Staff

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