CIUDAD DEL VATICANO, 28 octubre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II elevó este domingo su voz para pedir que los conflictos en Afganistán y Tierra Santa dejen de cobrarse la vida de personas inocentes.
Al concluir este mes de octubre, en el que ha pedido rezar el Rosario para implorar el fin de los atentados y la paz, el pontífice confió a «la materna protección de la Virgen Santísima las poblaciones de Afganistán».
«Que puedan ahorrarse vidas inocentes y se dé por parte de la comunidad internacional una ayuda tempestiva y eficaz para tantos refugiados, expuestos a privaciones de todo tipo, mientras ya se acerca la estación inclemente», imploró el Santo Padre.
Los expertos de Cáritas presentes en la región calculan que la población afgana en situación de riesgo necesitada de ayuda alimentaria urgente podría haber aumentado en las últimas semanas de cinco millones y medio de afganos a siete millones y medio, entre los que corren especial peligro los niños y las mujeres embarazadas.
El Santo Padre quiso recordar también «a quienes siguen sufriendo violencia y muerte en Tierra Santa, en particular en los Santos Lugares, tan queridos por la fe cristiana».
La violencia se ha agudizado de manera dramática en Oriente Medio, cobrándose víctimas israelíes y palestinas, tras el asesinato el 17 de octubre pasado del ministro israelí de Turismo, Rehavam Zeevi, reivindicado por un comando del radical Frente Popular de Liberación de Palestina. En respuesta, el ejército israelí ha ocupado las cinco ciudades autónomas palestinas de Cisjordania.
«Que María, Reina de la Paz, pueda ayudar a todos a deponer las armas y a emprender finalmente con resolución el camino hacia una paz justa y duradera», concluyó el Papa su oración pronunciada ante varios miles de peregrinos congregados a mediodía en la plaza de San Pedro del Vaticano.
