CIUDAD DEL VATICANO, 3 marzo 2002 (ZENIT.org).- En plena oleada de sangre en Tierra Santa, Juan Pablo II exigió este domingo el alto al fuego «inmediato» entre israelíes y palestinos.
«Me causan profunda tristeza las últimas noticias que llegan de Jerusalén», confesó el Papa al concluir su encuentro con los peregrinos con motivo de la oración mariana del «Angelus».
«La violencia, la muerte y las represalias acabarán empujando más aún a las poblaciones civiles, ya sean israelíes o palestinas, hacia la desesperación del odio», afirmó dirigiéndose a los fieles desde la ventana de su biblioteca.
«¡Que un inmediato alto al fuego acompañado por un renovado sentido de humanidad, en el respeto de la ley internacional, acallen las armas y hagan escuchar la voz de la razón!», dijo.
El Santo Padre pidió a los católicos que se unan a su oración por este motivo.
El engranaje sangriento del conflicto israelo-palestino se aceleró en las últimas horas de manera dramática: ataques palestinos en Cisjordania y Gaza, así como un atentado suicida en Jerusalén acabaron con la vida de al menos 21 israelíes, de los cuales siete soldados, desde la tarde del sábado.
La intensificación de los atentados palestinos se produce mientras el Ejército israelí lleva a cabo desde el pasado 28 de febrero una operación de gran envergadura en los campos de refugiados de Balata y Jenín, en Cisjordania, que ha provocado hasta el momento al menos 23 muertos, entre ellos 21 palestinos y dos soldados israelíes.
Estas muertes elevan a 1.336 el número de personas fallecidas violentamente desde que comenzó la Intifada en septiembre de 2000, de las cuales 1.009 son palestinos y 304 israelíes.