Vietnam: Cristianos de las montañas refugiados, repatriados a la fuerza

Se habían exiliado en Camboya por la persecución del Gobierno

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PHNOM PENH, 5 marzo 2002 (ZENIT.org).- Las autoridades camboyanas repatriaron a la fuerza, el pasado 2 de marzo, a 63 vietnamitas, predominantemente «montagnards» (indígenas habitantes de las montañas), que habían buscado asilo en Camboya, informa la agencia Compass Direct.

Otros 61 refugiados, en un campo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que presuntamente querían volver «voluntariamente» fueron también repatriados.

Pero las autoridades vietnamitas rehusaron permitir al ACNUR cualquier participación, en violación del acuerdo del 21 de enero pasado.

Los observadores temen que si la condena y la reacción internacional no son rápidas y significativas, la suerte de los mil refugiados «montagnards» que quedan en dos campos estará echada y serán forzados a volver.

Hace un año, las minorías tribales de Vietnam sorprendieron a las autoridades cuando miles de hombres y mujeres marcharon ante los edificios del gobierno en las ciudades de Central Highland para protestar por la falta de libertad religiosa y la pérdida ilegal de muchas de sus tierras tradicionales.

Las autoridades vietnamitas respondieron con una represión masiva militar y de seguridad. Muchos indígenas abandonaron sus casas y se fueron al bosque durante la represión, algunos desaparecieron y más de 1.600 –casi todos cristianos– cruzaron la frontera hacia las provincias camboyanas de Mondolkiri y Ratanakiri.

Vietnam inmediatamente presionó a Camboya para que obligara a regresar a los refugiados. Muchos fueron devueltos a las autoridades vietnamitas por la policía camboyana a cambio de una recompensa. Regresaron así unos 700.

Tras las fuertes quejas internacionales por estos abusos de los derechos humanos, ACNUR creó un campo en cada una de las dos provincias y proporcionó algo de protección. Los refugiados siguieron llegando en número modesto, huyendo de la persecución que estaba bien documentada.

A finales del año pasado, más de una docena de «montagnards» en Vietnam recibieron duras sentencias de prisión, acusados de haber liderado las manifestaciones o de haber organizado las salidas hacia Camboya.

Las autoridades vietnamitas interrogaron implacablemente a muchos líderes cristianos. Organizaron reuniones en las que se les dijo que firmaran declaraciones juradas renunciando a su fe y reconvirtiéndose a su pasado animista. Como acto simbólico para probar su sinceridad, a algunos se les obligó a beber un repugnante cóctel de sangre de animales sacrificados y licor de arroz.

El 21 de enero, ACNUR firmó un acuerdo tripartito con Vietnam y Camboya para repatriar a los refugiados inmediatamente. Organizaciones derechos humanos como Amnistía Internacional y «Human Rights Watch» objetaron la falta de garantías que el acuerdo ofrecía a la seguridad de los refugiados, ya que el documento no usaba las palabras «voluntario», «refugiado» o «solicitante de asilo».

Los críticos del acuerdo dijeron que ACNUR no tomó en serio las pruebas presentadas sobre las violaciones de los derechos humanos religiosos contra las minorías en Vietnam y fracasó en aplicar su mandato de protección. Algunos observadores cercanos a la situación incluso acusaron a ACNUR de sesgo anticristiano, informa Compass Direct.

Contra su practica habitual ACNUR permitió a las autoridades vietnamitas llevar a los campos a familiares de los refugiados para tratar de convencerles de volver voluntariamente. Sin que les oyeran las autoridades algunos de los visitantes dijeron a sus parientes que no volvieran bajo
ninguna circunstancia.

A pesar de ello, ACNUR anunció que 109 refugiados volverían el 19 de febrero. En realidad fueron repatriados 15. Las autoridades permitieron a los periodistas visitar a los repatriados que, a pesar del control de las reuniones, lograron transmitir sus temores a los periodistas.

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ZENIT Staff

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