CIUDAD DEL VATICANO, 7 marzo 2002 (ZENIT.org).- Los dolores provocados en la rodilla derecha por la artrosis no impiden el que Juan Pablo II cumpla con sus ocupaciones ordinarias. Por el momento, sólo ha cancelado aquellas citas que le obligan a caminar, es decir, salir de su residencia.
En la mañana de este jueves, según ha informado la Oficina de Información de la Santa Sede, recibió en audiencia privada a cuatro obispos de la Conferencia Episcopal Argentina. Se trataba de los monseñores Jorge Luis Lona, obispo de San Luis; Juan Horacio Suárez, obispo de San Gregorio de Laferrere; Fernando Carlos Maletti, obispo de San Carlos de Bariloche; Cipriano García Fernández, prelado de Cafayate.
Asimismo se entrevistó con el nuncio apostólico Paolo Giglio, arzobispo titular de Tindari.
El cardenal Roberto Tucci, quien conoce bien a Karol Wojtyla, pues durante veinte años ha preparado logísticamente sus viajes internacionales, en declaraciones a Radio Vaticano, explicó este jueves que algo típico de este Papa es que no tiene ningún reparo en reconocer ante la opinión pública sus posibles problemas de salud.
El cardenal, presidente del Comité Administrativo de Radio Vaticano, recordó un encuentro que mantuvo el Papa con periodistas en el avión que le llevaba de visita a Cuba (enero de 1998).
Los reporteros le dijeron: «Quisiéramos que nos diga usted como está y no saberlo por otras fuentes…». El pontífice les respondió: «Para saber como está, el Papa lee los periódicos».
«Es necesario recordar que ha sido el primer Papa que ha hablado siempre abiertamente de sus problemas», explica el purpurado italiano.
«Por otra parte –añade el cardenal creado en el último consistorio–, el tener artrosis en una rodilla a su edad (a mi edad, pues somos casi contemporáneos) no es algo tan excepcional». Tucci nació en abril de 1921.
El cardenal dijo comprender el interés que la opinión pública tiene por la persona del Papa y su salud, pero al mismo tiempo criticó las declaraciones de algunos médicos a los periódicos que ofrecen juicios sobre su salud sin haber visto su historial médico.
«De todos modos –concluye–, el Papa resiste, no se rinde: esto es lo más claro para mí, que creo conocerlo bastante bien por los años que pasé organizando sus viajes».
Su fuerza, según Tucci, está en la oración: «estoy convencido de que no parará hasta que no pueda más, siendo fiel a su ministerio pastoral».
