Fuentes diplomáticas estadounidense en la capital pakistaní no quisieron revelar al cierre de esta edición la identidad de los fallecidos, pero confirmaron que una mujer estadounidense y su hija de 17 años resultaron muertas en el atentado contra la Iglesia Internacional Protestante, donde unas 150 personas asistían a un servicio religioso dominical.
Al cierre de esta edición nadie se había atribuido la responsabilidad del ataque perpetrado por unos individuos que tras irrumpir en el templo cristiano, lanzaron granadas y se dieron a la fuga.