CIUDAD DE MÉXICO, 27 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Conscientes de los avances en la transición a la democracia en el país, pero preocupados porque ésta no se afianza con madurez, los obispos mexicanos han difundido este jueves un llamamiento a los agentes políticos, sociales y económicos y a los responsables de los medios de comunicación para atender el anhelo del pueblo mexicano decidido a construir su destino como nación libre, solidaria y justa.
El comunicado del Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, «Participación solidaria para afianzar la transición democrática», señala la necesidad actual de un esfuerzo permanente de búsqueda de consensos y reorientación de iniciativas hacia el bien común.
«Hay algunos sectores sociales que no logran ajustarse a la novedad de los tiempos que vivimos –constata el documento–; se han multiplicado los grupos de presión, más preocupados en la consecución de sus propios intereses y mantenimiento de sus privilegios, que en la búsqueda del bien común».
Son urgentes los cambios «para sacar este país nuestro de la vergonzosa pobreza y de la injuriosa desigualdad social», reconoce el texto. Esto sólo será posible si se subordinan los intereses parciales de los grupos y partidos políticos a los consensos comunes necesarios para el bienestar patrio.
Posponer indefinidamente las apremiantes reformas podría conducir a una
crisis «que sería la antesala de un desquiciamiento social» que «tendría
como primeras víctimas a los más pobres», advierte el documento.
El comunicado propone evitar que el enfrentamiento, la descalificación como sistema y la oposición irracional se impongan como estilo ordinario en la vida política y social.
«Reconocemos las ventajas de la pluralidad y la discrepancia, propias de una
auténtica democracia en la que todas las voces cuentan», explica el documento, añadiendo que siempre es bienvenida la palabra que sabe enjuiciar y señalar errores, pero desde una perspectiva constructiva y con un interés sincero por la búsqueda de soluciones.
Además, «la gran esperanza del pueblo mexicano, alcanzada con la transición pacífica, es una fuerza transformadora que no debemos destruir» se lee en el texto.
La lista de reformas urgentes que enfrenta el país empieza por la superación de la pobreza, «grave obstáculo para consolidar las instituciones democráticas», atendiendo principalmente a sus causas. Los obispos se comprometen por su parte a «emprender con más ahínco tareas de promoción social».
La inversión, fuente de empleo, requiere también un marco que ofrezca certezas jurídicas. Avanzar en la reforma política del Estado y emprender acciones eficaces en la lucha contra la corrupción y la inseguridad pública son otras de las necesidades apremiantes de la nación.
Resulta indispensable en este contexto que «el Ejecutivo Federal marque el rumbo hacia la transición con decisiones claras […], sin titubeos».
Igualmente, en cuanto al poder legislativo, el comunicado recuerda que la política democrática resuelve problemas mediante acuerdos y diálogo. «Es urgente superar el afán por conseguir logros partidistas de corto plazo, con detrimento del bien común, que debiera siempre prevalecer», observa.
El afianzamiento de una democracia madura, de acuerdo con el comunicado, sólo se consigue con el trabajo de todos los ciudadanos unidos en la responsabilidad y con oportunidades de participación para todos, a la vez que requiere la colaboración positiva de los medios de comunicación.
Los cristianos también son llamados a superar las tentaciones de individualismo y de egoísmo; ello supone comprometerse en un proceso de sincera conversión para vivir en comunión y solidaridad.
El texto íntegro del comunicado «Participación solidaria para afianzar la transición democrática» se puede consultar en la página web de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
