Documento de los obispos suizos sobre la bendición a parejas homosexuales

Desautorizan la práctica, pero condenan toda injusticia contra estas personas

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BERNA, 4 octubre 2002 (ZENIT.org).- Los obispos católicos de Suiza han confirmado la oposición de la Iglesia a las ceremonias de bendición de parejas homosexuales, pero al mismo tiempo recuerdan que la Iglesia acoge a las personas que experimentan esta tendencia y condena las injusticias que sufren.

La Conferencia de Obispos Suizos presentó este jueves en Berna un documento en el que se expone la «Posición de la Conferencia de Obispos Suizos sobre la bendición por la Iglesia de las parejas homosexuales y el compromiso en la Iglesia de personas que viven una unión homosexual».

El texto busca subrayar «el carácter único del matrimonio entre un hombre y una mujer».

En el primer capítulo del documento, los obispos reafirman su oposición a toda discriminación e injusticia contra las personas homosexuales, y piden perdón si este tipo de discriminaciones han sido cometidas en nombre de la Iglesia o de la fe cristiana.

La segunda parte del documento propone una visión bíblica y teológica de esta cuestión. Recuerda la condena bíblica de los actos homosexuales en el contexto de la época, subrayando que permanece actual, pues, entre otras cosas, protege la armonía de la vida familiar y social.

La sexualidad humana está esencialmente orientada hacia la procreación, aunque no de manera exclusiva (la sexualidad contribuye también a la profundización de una relación personal y fiel) –aclara el episcopado–. Esta dimensión está ausente en una relación homosexual.

El texto reconoce que la posición de la Iglesia podría parecer a algunos difícil de comprender o dura. Los obispos, reprobando las relaciones sexuales homosexuales, insisten en la acogida que la Iglesia ofrece a toda persona, y en particular al homosexual.

Hay «caminos de continencia que no disminuyen al ser humano, sino que más bien le enriquecen», proponen.

En el capítulo 3, la Conferencia Episcopal no se opone a que civilmente las personas homosexuales encuentren acuerdos mutuos, incluso jurídicos, que eviten discriminaciones –como por ejemplo, en cuestión de herencias–; ahora bien, insisten en que estos acuerdos o registros no pueden ser comparados por ningún motivo al matrimonio.

El carácter único del matrimonio entre el hombre y la mujer debe ser protegido de manera incondicional, afirman los prelados.

Según los obispos, una unión homosexual no puede ser bendecida en la Iglesia, pues un rito así podría parecer una especie de matrimonio sacramental, y además suscitar confusión.

En el último capítulo, los obispos afrontan la cuestión del compromiso en la Iglesia de personas que viven en unión homosexual. Subrayan que la Iglesia es particularmente exigente en este campo, no por discriminación, sino porque cada servicio eclesial es un don gratuito de Dios, al que la persona no tiene ningún derecho reivindicativo.

Al mismo tiempo, afirman que una tendencia homosexual vivida en la continencia no excluye del ministerio eclesial. Ahora bien, pide reflexionar seriamente caso por caso sobre los peligros y tentaciones que podrían experimentar en el servicio eclesial.

Por el contrario, la decisión explícita de no vivir la continencia sexual incapacita para un ministerio en la Iglesia, pues constituye un antitestimonio para la comunidad cristiana, aclara el documento.

Los obispos, al concluir, se comprometen a ofrecer más ayuda pastoral a las personas homosexuales.

Puede leerse el documento en francés, alemán en la página web http://www.kath.ch/sbk-ces-cvs.

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ZENIT Staff

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