El pontífice presentó su reivindicación este domingo, al final de su encuentro dominical con los peregrinos con motivo de la oración mariana del «Angelus», al recordar que en ese día la Iglesia en Francia recordaba de manera particular a las víctimas de los accidentes del carretera.
«Al pedir al Señor que acoja en su amor a todos los que han muerto trágicamente en accidentes de tráfico –afirmó el Santo Padre–, confío a la ternura de Nuestra Señora a los numerosos heridos, que con frecuencia quedan afectados de manera duradera, así como a sus familias, y hago un llamamiento a la solidaridad de todos».
«Pido por último insistentemente a los automovilistas que respeten a los demás, aceptando ser prudentes y responsables a la hora de conducir».
El pasado domingo, monseñor Michel Dubost, obispo de Evry-Corbeil, hizo un llamamiento con motivo de esta jornada, que se convirtió en un lema: «El cristiano no puede conducir como si no lo fuera».