ERNAKULAM (INDIA), 20 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia en la India se reunió el sábado y el domingo en el estado de Kerala, al sur del país –donde vive la comunidad cristiana más numerosa– para recordar el 1950º aniversario de la llegada de Santo Tomás apóstol a la nación y la muerte de San Francisco Javier hace 450 años, dos figuras que marcaron la historia de este pueblo con su evangelización en tiempos muy distintos.
ErnaKulam, en el corazón de Kochi –donde se encuentra la iglesia más antigua de la India—, acogió las celebraciones a las que acudió como enviado especial del Papa el cardenal Crescenzio Sepe, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
La solemne concelebración eucarística fue presidida el domingo por el cardenal Sepe, junto al cardenal Ivan Dias –arzobispo de Bombay– y el cardenal Varkey Vithayathil –arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly de los siro-malabares–, arzobispos, obispos y sacerdotes representantes de las distintas diócesis.
«En momentos diferentes de su historia, esta tierra de antiguas culturas y de profundos valores religioso abrió su corazón a estos apóstoles que venían de tierras lejanas. (…) Fueron los instrumentos elegidos por Dios para predicar el Reino de Dios, para enseñar a la población de la India el amor de Dios y el amor al prójimo», dijo el cardenal Sepe en su homilía.
«La fe que habéis recibido a través de estos dos gigantes –invitó el purpurado– debe ser nuevamente leída y vivida manteniendo intacto su significado originario».
Igualmente el cardenal Sepe animó a compartir la experiencia de Cristo que estos dos evangelizadores vivieron «tan admirablemente, de manera que la generación actual pueda conocer a Cristo más profundamente, como hicieron Tomás y Francisco, para que pueda decir con la misma convicción “Señor mío y Dios mío”».
Más de 100.000 personas participaron durante la tarde del domingo en la celebración final para recordar a los dos grandes apóstoles de la India. «Ha rebasado todas las expectativas –relató un misionero a la agencia FIDES–, teniendo en cuenta que en Kerala los cristianos son menos del 20% y la que la gente ha tenido que recorrer kilómetros para llegar al encuentro».
Estuvieron presentes en el encuentro las autoridades más importantes de la Iglesia y del Estado. Fue el momento en el que el cardenal Crescenzio Sepe transmitió el mensaje del Papa, que «llenó de alegría a todos, entre los que no sólo había católicos», constató el misionero.
«Esta tierra que acogió a Tomás y a Francisco y que vio el crecimiento de la Iglesia, que es plenamente india en la expresión, hoy se regocija. Con gratitud por el pasado, mira adelante, al Tercer Milenio, con auténtica esperanza en el futuro», se expresó Juan Pablo II en el mensaje que leyó el cardenal Sepe.
«En este importante momento de la historia de la Iglesia en la India, el Santo Padre desea aseguraros su oración y su cercanía –continuó el cardenal Sepe–. Es feliz de saber que esta celebración se honra con la participación de muchos líderes religiosos y civiles, así como fieles y miembros de otras religiones».
La Iglesia católica en la India se remonta a la predicación de Santo Tomás apóstol, quien, según la tradición, llegó al lugar en el año 52. Aproximadamente 1.500 años después, Francisco Javier viajó por Oriente, deseoso de llevar el Evangelio a esas tierras y llegó a las costas del Malabar en 1542. Murió el 3 de diciembre de 1552.
Estos dos apóstoles «tuvieron un papel muy especial en la historia religiosa de la India», continuó el cardenal Sepe. El Papa, además de asegurar al pueblo indio su continua solidaridad, expresó a través de su enviado especial «su deseo de ayudar a todos y de continuar construyendo una sociedad que ofrezca una vida digna a todos sus ciudadanos».
Mostrándose «profundamente agradecido a la India por haber abierto sus puertas al cristianismo dos mil años atrás, y por el enriquecimiento que ha llevado a la Iglesia universal», el Santo Padre expresó en su mensaje su confianza de que la Iglesia «no sea alineada con ninguna cultura, pueda proseguir un diálogo y una colaboración enriquecedora con la sociedad india y con otras religiones en la verdad y en la caridad, para avanzar juntas y en paz en el Tercer Milenio, cada grupo enriquecido por los valores del otro, en el contexto intercultural e interreligioso de la India, y de Asia en general».
El mensaje del Santo Padre concluyó mostrando satisfacción por el hecho de que la libertad religiosa sea uno de los principios de la Constitución india. Además hizo un llamamiento a la Iglesia de la India para que siga el ejemplo misionero de Tomás y Francisco y que «la Buena Nueva del Evangelio de Jesucristo pueda así compartirse con los pueblos de otras naciones de Asia y de otros continentes».
Fue significativo el momento en que el presidente indio, Adbul Kalam, tomó la palabra para elogiar la contribución de la Iglesia católica en el crecimiento social y religioso de la India, además de su compromiso por los pobres.
El presidente, musulmán, formado en escuelas cristianas, reconoció públicamente la importancia de la educación recibida. En los años 60 trabajó como científico en Kerala y pudo constatar la tolerancia y la coexistencia pacífica de las religiones. Por ello, propuso en su intervención a Kerala como modelo para el resto de estados indios.