El cardenal de Lima defiende a los no nacidos ante la reforma constitucional

PERÚ, 25 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobiso de Lima, ha salido defensa de los no nacidos ante la aprobación parcial de una reforma de la Constitución de Perú que consagraría el «derecho al aborto» en Perú.

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Durante la Misa del pasado con la que clausuró el IV Congreso Nacional de Planificación Familiar «El Valor de la Vida Humana», el purpurado aseguró que el aborto siempre es un asesinato «y no es posible que con medias palabras, equivocadas, se pretenda –como de hecho ocurre en este nuevo proyecto de la Constitución– reconocer un derecho al aborto».

Según informa Aci, el 3 de octubre pasado el pleno del Congreso aprobó un cambio al artículo 2 de la Constitución que prohibe la pena de muerte y señala textualmente: «está prohibido el aborto, salvo la excepción permitida por ley».

Según Aci, con esta línea, Perú no sólo contaría con la primera constitución latinoamericana que habla del aborto, sino que abre la puerta a la legalización del procedimiento al no establecer los alcances de la excepción. El Parlamento debe aprobar todas las reformas constitucionales en una posterior votación antes que el cambio entre en vigor.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Perú, monseñor Luis Bambarén Gastelumendi, publicó en nombre del episcopado un documento en el que también condena con firmeza esta reforma constitucional (Cf. Defendamos el derecho a la vida del concebido).

Ante los miles de feligreses que asistieron a la catedral de Lima, el purpurado señaló que no es lícito callar «cuando en nombre de cierto planteamiento pseudo científico –porque la ciencia ha demostrado que desde el instante de la concepción existe vida– se comete un asesinato. No hay excepción alguna mientras la palabra aborto signifique el asesinato del que ya tiene vida», afirmó.

«»Eso es para los católicos», dicen a veces. No señores, la ciencia cada día va abriendo sus puertas a la verdad revelada, y le va mostrando al mundo la única verdad; porque está demostrado que desde el primer instante de la concepción hay vida, y por lo tanto atacarla es un asesinato. Que sobre las conciencias de quienes tienen responsabilidad legal, caiga toda la fuerza de la ley de Dios, porque no es un tema opinable el quitarle la vida a un no nacido», aseguró.

«Si el Señor dice que irá al cielo el que da de comer al hambriento, el que visita al enfermo, o el que viste al desnudo, ¿qué palabras tendrá para quien defiende la vida del más débil, del más pobre, del más solitario, o sea, del no nacido?. Qué sociedad tan enferma vemos cuando se asesina a miles de millones en un mundo tan desarrollado, pretendiendo la falacia de enfrentar fe y ciencia», aclaró el purpurado.

«Benditos aquellos que levantan la voz para defender al no nacido, sea cual fuere su situación. Y no podemos ser tan cobardes de decir así: ‘la pena de muerte nunca, pero matar al no nacido puede permitirse algunas veces», señaló en alusión al artículo constitucional.

El Cardenal Cipriani advirtió que «ésta es la voz oficial de la Iglesia: La Iglesia no acepta el aborto bajo ninguna condición; la legalidad es otro tema. Recemos para que se recapacite y nos demos cuenta que es un retroceso muy grande el abrir una puerta falsa, para que por allí entren los asesinatos».

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ZENIT Staff

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