Timor Oriental: El obispo Premio Nobel renuncia por motivos de salud

Hasta ahora monseñor Ximenes Belo era Administrador Apostólico de Dili

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DILI, 26 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El Administrador Apostólico de Dili (Timor Oritental) y Premio Nobel de la Paz en 1996, monseñor Carlos Filipe Ximenes Belo, anunció este martes su renuncia al gobierno pastoral de la región por motivos de salud.

Símbolo de la resistencia a 24 años de ocupación indonesia en Timor Oriental, el obispo de Dili desde 1983 –nació en Baucau, hace 54 años– acababa de regresar de una estancia de tres meses en Portugal, donde siguió tratamiento médico.

En 1996 compartió el Nobel de la Paz con Jose Ramos-Horta –activista de la independencia, actualmente ministro de Exteriores del país– por su postura a favor de la resistencia no violenta a las normas de Indonesia.

«Estoy viviendo un período agotador, tanto desde el punto de vista físico como mental –escribió el prelado salesiano en un comunicado difundido este martes por la diócesis de la capital de Timor Oriental– y necesito una larga recuperación».

De este modo, según ha confirmado este martes la Sala de Prensa de la Santa Sede Juan Pablo II aceptó la renuncia como Administrador Apostólico «sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis» de Dili presentada por monseñor Ximenes Belo, obispo titular de Lorium.

«Monseñor Ximenes Belo ya había presentado varias veces al Santo Padre su renuncia como administrador apostólico de Dili alegando problemas objetivos de salud. Hoy, el Santo Padre ha admitido su petición», explicó esta mañana Joaquín Navarro Valls, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede.

A continuación, el Papa nombró a monseñor Basilio do Nascimento, obispo titular de Settimunicia, nuevo Administrador Apostólico de Dili. Monseñor do Nascimento mantendrá además la tarea de Administrador Apostólico «sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis» de Baucau (Timor Oriental), la otra diócesis de la isla del Pacífico, ya objeto de la atención pastoral de ese obispo.

Timor Oriental, anexionada unilateralmente por Indonesia en 1976, fue escenario de una violencia atroz en las semanas siguientes al referéndum sobre la independencia de agosto de 1999. Desde el 20 de mayo pasado, la República Democrática de Timor goza del reconocimiento de nación soberana y actualmente es miembro de la ONU.

La parte oriental de la isla de Timor, en el archipiélago indonesio de Sonda, cuenta en la actualidad con 843.100 habitantes. Los católicos suman 750.000.

El pasado mayo, con ocasión de la elección del president Kay Xanana Gusmao y de la consiguiente reanudación de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la recién nacida República Democrática de Timor Oriental, el Papa envió un mensaje a la nación.

«¡Ha llegado la hora de la libertad –escribió el Santo Padre– y al mismo tiempo de la reconstrucción». «Respeto de la vida y de cada persona; solidaridad efectiva entre los miembros de una misma comunidad; atención a las necesidades reales de las familias y, de modo especial, de los jóvenes» fueron algunos de los valores que indicó el Papa para el futuro democrático de Timor Oriental.

«Dad el abrazo reconciliador, como el padre del hijo pródigo, a aquellos hermanos que, esperanzados en el perdón fraterno, retornan a la casa común», dijo Juan Pablo II a los obispos Carlos Felipe Ximenes Belo y Basilio do Nascimento en la visita «ad limina» de éstos a finales de octubre.

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ZENIT Staff

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