CIUDAD DEL VATICANO, 2 marzo 2003 (ZENIT.org).- Incentivar el conocimiento de las religiones, distinguir entre textos sagrados y comportamiento de los fieles, y una condena clara del terrorismo son algunas de las conclusiones a las que han llegado representantes musulmanes y de la Santa Sede.
El Comité de diálogo islámico-católico insiste asimismo en un comunicado publicado tras su última reunión, celebrada este año en El Cairo entre el 24 y el 25 de febrero 2003, en «el papel de las religiones para la paz», y agradece el papel mediador de Juan Pablo II y de algunos líderes musulmanes contrarios a la guerra como medio para solucionar conflictos.
El Comité, creado en mayo de 1998, tiene por objetivo promover el diálogo entre cristianos y musulmanes. Está formado por representantes del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, cuyo presidente es el arzobispo Michael Fitzgerald, y por el Comité Permanente Al-Azhar para el Diálogo con las Religiones Monoteístas.
La Universidad Al-Azhar tiene más de mil años de vida y es el centro de estudios e investigación más prestigioso del mundo islámico, con sede en El Cairo.
En el encuentro participaron, por parte católica, además de monseñor Fitzgerald, y el reverendo Daniel Madigan, presidente del Instituto de Cultura y Religión de Roma, entre otras personalidades.
Entre los musulmanes, cabe señalar la participación del jeque Fawzi Fadel Zafzaf, presidente del Comité Permanente de al-Azhar para el Diálogo con las Religiones Monoteístas.
La reunión, que afrontó el argumento «El terrorismo y la responsabilidad de las religiones para afrontarlo», subrayó «el rechazo de las dos religiones, el Islam y el cristianismo, ante la opresión y la agresión contra la persona humana».
«Los textos sagrados de las dos religiones tienen que ser entendidos en su propio contexto. Aislar pasajes de su contexto y usarlos para legitimar la violencia es contrario al espíritu de nuestras religiones», han explicado los participantes.
«Se debe tener cuidado para distinguir entre los textos sagrados y las enseñanzas de nuestras religiones por una parte, y el comportamiento y las acciones de algunos de sus seguidores por otra», explica el comunicado final para evitar confusiones y generalizaciones.
«Es el deber de las autoridades religiosas proveer una explicación auténtica de los textos sagrados para salvaguardar la auténtica imagen de cada religión», pide el comunicado.
Para entender correctamente la religión de los otros, se ha propuesto incentivar el estudio comparado de las religiones.
«La situación actual hace necesaria una reflexión sobre las posibles consecuencias de la guerra que amenaza a Irak –aclara el comunicado–. La Comisión condena el recurso a la guerra como medio para resolver conflictos entre naciones».
Citando al Papa, el comunicado recuerda que «la guerra es la prueba de una humanidad derrotada. En el contexto actual, se añade el factor de las tensiones crecientes entre musulmanes y cristianos a causa de las identificaciones equívocas entre algunos poderes occidentales con el cristianismo y de Irak con Islam».
«Estos dos parámetros de juicio tienen que ser evitados», sugiere la comisión mixta.
«La paz, inseparable de la justicia, requiere el cumplimiento de las obligaciones internacionales. El principio es de aplicación general y puede ser aplicado al conflicto israelo-palestino. La resolución de este conflicto en particular contribuirá a resolver muchos otros problemas en Medio Oriente», señalan.
Los miembros musulmanes de la comisión «acogen la clara política y los esfuerzos vigorosos de Su Santidad Juan Pablo II a favor de la paz».
Por su parte, los miembros católicos de la comisión expresan su «aprecio por los líderes religiosos musulmanes, incluyendo el Gran Imán, el jeque de Al-Azhar M. Sayyid Tantawi [la máxima autoridad islámica de Egipto] que han alzado la voz en defensa de la paz».
Esta comisión conjunta de alto nivel católico-musulmana participó en un congreso en Viena el año pasado en la que propuso una carta del diálogo interreligioso.
Esta carta debería contener, según el comunicado, dos puntos fundamentales: el primero, «el rechazo a toda generalización cuando se habla de otras religiones y comunidades»; el segundo, «la capacidad para hacer autocrítica».