MONTERREY, 3 abril 2003 (ZENIT.org).- Conscientes de «que el mundo cambia pero somos nosotros los que lo hacemos cambiar», el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano convocó este miércoles a los participantes en el Congreso sobre Iglesia e Informática a convertirse en «constructores de la nueva sociedad», creando redes inspiradas en el Evangelio.
Ante los vertiginosos cambios que han aportado las nuevas tecnologías, el obispo consideró que el desafío está en no quedarse «detrás del acontecimiento sino de presidirlo, llenarlo de valores, de guiarlo, de corregirlo y de humanizarlo de tal manera que resulte al mismo tiempo “obra de hombre” y por tanto –si ese hombre va en la vía correcta– expresión del plan maravilloso del Creador».
«Hoy más que nunca estamos convocados a ser “constructores de respuestas” –explicó el obispo de Zipaquirá, Colombia–. En esencia lo podemos hacer desde el “Evangelio” que es el mayor libro de respuestas que nos ha sido entregado como orientador cierto de nuestro destino».
Las noticias hoy, constató, «están ya a un segundo de distancia, a la asombrosa lejanía de un segundo y se sigue trabajando por acortar y “anular” esa increíble distancia. Sin embargo hemos tenido que asistir a la paradoja de que nunca hemos estado tan lejos unos de otros».
«Se dice que los medios de comunicación más que “comunicar” a todos, han aislado a muchos y no hay duda de que no es lo mismo “estar comunicado que estar conectado», reconoció.
«»Comunidad, comunión y comunicación” son conceptos teológicamente ricos porque encierran la esencia de lo humano, lo fundamental de la “buena nueva”, del Evangelio», indicó.
Participar de esta convicción es estar en red, recalcó. «La red» es una de las metáforas maravillosas de Jesús: «la red está comunicada, interconectada; la red une y dimensiona en la capacidad de pesca; la red no aísla, sino une; estar en red es saber que los otros cuentan y que uno cuenta para los otros».
«La red requiere de “nuevos evangelizadores”, porque la red no discrimina, integra; porque ser solidarios es estar en la red de los que confiesan una sola Verdad y un solo Señor; porque la red da sustento a la economía solidaria, a la “globalización desde abajo” que es la de aquellos que reconocen que nada pueden hacer sin el prójimo; porque la red al unir a los débiles los hace fuertes, porque “si no luchamos juntos nos van a eliminar por separado”»,
«Vivir en red es “repescar” a los excluidos, es colocarlos en la posibilidad de volver a vivir con nosotros un “desarrollo en términos humanos”. ¡Vivir en “red” es hace cierto todo aquello de “porque tuve hambre y me diste de comer, sed y me diste de beber…!».
«Tarea fundamental que debemos asumir es la de “retejer” la red; re-anudar la red; re-acondicionar la red dentro del Evangelio», concluyó, aclarando que éste es el cometido del pontificado de Juan Pablo II, del Consejo Pontificio para las Comunicaciones, y de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL).