BRUSELAS, 8 abril 2003 (ZENIT.org).- Giorgio Salina, vicepresidente de la Convención de Cristianos por Europa, se ha mostrado preocupado al finalizar el coloquio «Dios y Europa», que tuvo lugar en el Parlamento Europeo el 3 de abril, por la posibilidad de que «el patrimonio cristiano quede reducido a un mero informe» de la Convención europea.
Según su opinión, su marginación en la futura Constitución europea podría evitarse «con la movilización de los cristianos y de los laicos, objetivo básico y fundamental de la Convención de Cristianos por Europa».
Los objetivos fundamentales de la Convención consisten precisamente en promover un proceso de movilización de laicos (que incluye también la elaboración de propuestas políticas), con el fin de llevar la concepción cristiana al espacio público e institucional europeo y en primer término a la Convención Europea y a la Conferencia Intergobernamental que deberá promulgar el Tratado Constitucional Europeo.
El Coloquio, organizado por la Convención de Cristianos por Europa (CCE) en colaboración con 11 eurodiputados cristianos, ha aprobado un documento consensuado, el Manifiesto de Bruselas, en el que han participado políticos, académicos, historiadores y juristas de varios países miembros, incluyendo a personas de países candidatos a ingresar en la Unión Europea.
Las propuestas giran en torno al reconocimiento del elemento religioso en la futura Constitución europea , que incluye tres peticiones específicas: «reconocimiento de la libertad religiosa no sólo individual sino también social; diálogo entre las instituciones comunitarias y las iglesias ; respecto del estatuto jurídico de las iglesias y de las instituciones religiosas existentes en los estados miembros».
El Papa, Juan Pablo II envió un telegrama a los participantes del Coloquio en el que expresaba su satisfacción por esta iniciativa que permitirá comprender mejor el valor de la herencia religiosa y del patrimonio cristiano que impregna la cultura y las instituciones europeas.
El Manifiesto de Bruselas pide también que la futura Constitución europea recoja valores de la herencia cristiana tales como el respeto de la dignidad humana (incluyendo el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte); la familia, basada en el matrimonio de hombre y mujer, célula fundamental de la sociedad; el principio de subsidiariedad , que reconoce el papel de las organizaciones territoriales y sectoriales de la sociedad ; el principio de solidaridad y la lucha contra la pobreza, condición esencial para garantizar la paz en Europa y el mundo; el progreso económico y la justicia social.
Más información en http://www.eurocristians.org.