Muchachos alemanes reciben de sus coetáneos canadienses la Cruz de los jóvenes

Colonia será en 2005 sede de las Jornadas Mundiales de la Juventud

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 abril 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II y más de 40.000 peregrinos fueron testigos este Domingo de Ramos de la entrega de la Cruz de los jóvenes de una delegación de chicos y chicas canadienses a sus coetáneos alemanes, que acogerán las próximas Jornadas Mundiales de la Juventud de 2005 en Colonia.

El simbólico gesto tuvo lugar en la plaza de San Pedro del Vaticano al concluir la solemne misa al aire libre en el día en el que la Iglesia católica celebraba el día de los jóvenes a nivel diocesano.

El Papa explicó que la Cruz «atravesará en primer lugar los diferentes países de Europa central y oriental; y después, a partir del Domingo de Ramos del próximo año, visitará las diócesis de Alemania, hasta llegar a Colonia».

Junto a los chicos y chicas alemanes y canadienses, se encontraban presentes el arzobispo de Toronto, el cardenal Aloysius Ambrozic, ciudad que en julio pasado acogió las Jornadas Mundiales de la Juventud, así como el arzobispo de Colonia, el cardenal Joachim Meisner.

«Os pido, queridos jóvenes hermanos y hermanas –dijo el Papa hablando en alemán–: ¡contemplad esta Cruz, acercaos a ella para daros cuenta de ese amor maravilloso con el que el Señor nos ama, someteos con alegría a su obra de renovación de los corazones!».

El pontífice anunció, al mismo tiempo, que ha decidido entregar además, a los jóvenes alemanes el icono de María, «Salus Populi Romani», que fue venerado por unos dos millones de chicos y chicas presentes en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Roma, en el año 2000.

«A partir de ahora, junto a la Cruz, acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia maternal de María junto a los jóvenes, llamados como el apóstol Juan a acogerla en su vida», explicó.

Juan Pablo II recordó, por último, que en estos días se celebra el vigesimoquinto aniversario de fundación del Centro San Lorenzo, que él mismo quiso crear a pocos metros de la Vía de la Conciliación, junto al Vaticano, para acoger a los jóvenes peregrinos que llegan a Roma.

El Santo Padre dio las gracias por la atención que prestan a esta iniciativa el cardenal James Francis Stafford, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, y a «los movimientos, asociaciones y comunidades que colaboran en su animación, coordinados por la Comunidad del Emmanuel».

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ZENIT Staff

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