Ser cristiano en Tierra Santa: un privilegio y un Calvario

La Secretaria de Cáritas Jerusalén pide el apoyo español para los cristianos palestinos

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MADRID, 14 abril 2003 (ZENIT.org).- Claudette Habesch, Presidenta de Cáritas para Oriente Medio, vicepresidenta de Cáritas Internationalis y secretaria general de Cáritas Jerusalén, ha estado en España durante la semana pasada invitada por Cáritas Española.

Preguntada por Zenit sobre la situación de los cristianos en Tierra Santa, nos ha manifestado que: «Ser cristiano en Tierra santa, ser cristiano de la Iglesia Madre, es un privilegio, pero no debemos olvidar que es la Iglesia del Calvario. La vida del cristiano de hoy en Tierra Santa es la del camino diario de la Cruz. No se debe sólo al hecho de que seamos cristianos, sino también a que somos palestinos».

Claudette Habesch, de origen palestino, afirma respecto de la situación de su país: «El pueblo palestino, que es en su mayoría musulmán con una minoría cristiana, es un pueblo que vive bajo la ocupación de Israel, que es una ocupación opresiva, donde la violación de los derechos del hombre es continua. Para nosotros, los cristianos, es muy difícil, porque hay un gran sufrimiento, pero nuestra fe nos dice que todos somos hijos de Dios. Sobre todo para mí, que soy madre, el trabajo más difícil es el de educar y hacer que mis hijos crezcan sin odio en el corazón».

Según Habesch, dos mil familias cristianas han salido de Palestina en los últimos doce meses. «La situación política es muy difícil, el futuro no está nada claro, no hay estabilidad, hay muertes todos los días, nuestros niños no pueden ir al colegio regularmente… Por tanto, los cristianos se están yendo. No se van sólo los cristianos, pero como somos muy pocos… Para nosotros es muy difícil, porque vemos que la Iglesia Madre se está convirtiendo en un museo».

Para la Secretaria de Cáritas Jerusalén, el mayor apoyo que se puede recibir de los cristianos occidentales es no olvidar que hay cristianos en Tierra Santa: «En los últimos tres días me han preguntado un par de veces: «Usted es palestina, viene de Tierra Santa, de Jerusalén, entonces ¿es judía o musulmana?». Esto me lo han preguntado jóvenes que tienen acceso a Internet y a las comunicaciones modernas… Mi respuesta ha sido: «¿Por qué no puede ser una cristiana de la casa de Jesús?»».

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ZENIT Staff

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