MERCEDES, 16 abril 2003 (ZENIT.org – Aica).- En un encuentro ecuménico marcado por el clima de fraternidad, el 25 de marzo fue solemnemente recibida en la Basílica de Nuestra Señora de Luján –y entronizada en su cripta– la imagen de la Virgen obsequiada por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana Teoctist.
El regalo es «símbolo de la espiritualidad del pueblo rumano de credo ortodoxo y de las buenas relaciones establecidas entre nuestras Iglesias hermanas», expresó el patriarca ortodoxo en carta dirigida al arzobispo local, monseñor Rubén Héctor Di Monte.
Entre los numerosos fieles que participaron en la ceremonia –durante la cual se dio lectura a la carta del patriarca Teoctist y al agradecimiento de monseñor Di Monte–, estuvieron presentes miembros de la colectividad rumana en Argentina encabezados por el embajador de Rumania.
El icono fue conducido al interior de la Basílica por el embajador y el cónsul de Rumanía y se situó frente al altar mayor, donde se encuentra la imagen histórica de la Patrona de la República Argentina.
Se proclamó el Evangelio del día, después predicó monseñor Kirilos, hubo cánticos, reparto de cirios entre los feligreses, la Oración Universal y la interpretación del «Padre Nuestro» por el Coro Armenio.
A continuación, la nueva imagen fue conducida en procesión a la Cripta, donde se colocó en el lugar designado; fue bendecida y posteriormente venerada por los presentes.
El icono, realizado en los talleres del patriarcado rumano, representa a la Virgen María portando a su Hijo Jesús.
«Este paso que ha dado Su Beatitud, enviándonos este icono, nos hace tomar conciencia de este “movimiento cada día más amplio para restaurar la unidad de todos los cristianos” que se ha afianzado notablemente y progresa día a día», dijo monseñor Di Monte agradeciendo el regalo del patriarca ortodoxo.
«Si es verdad que los cristianos buscamos la unidad y la comunión de vida, es más cierto que Dios nos la regala sobreabundantemente», añadió el arzobispo de Mercedes-Luján.
Por último recordó que Pablo VI afirmó en su documento sobre el culto a la Santísima Virgen que Ella sería «punto de encuentro para la unión de todos los creyentes en Cristo» y que León XIII decía que «la causa de la unión de los cristianos pertenece específicamente al oficio de la maternidad de María».