CIUDAD DEL VATICANO, 20 abril 2003 (ZENIT.org).- El primer ministro ruso apoyó este viernes el deseo de Juan Pablo II de visitar Rusia y reveló que su gobierno está haciendo todo lo posible para superar la oposición de la Iglesia ortodoxa rusa.
«Creo que los esfuerzos hechos hasta ahora y los que estamos haciendo para eliminar las diferencias entre las dos Iglesias serán coronados por el éxito», dijo Mijaíl Kasianov en una rueda de prensa ofrecida junto al primer ministro italiano Silvio Berlusconi al visitar Roma.
Berlusconi, por su parte, reveló por su parte que ha pedido un encuentro con el patriarca Alejo II, jefe de la Iglesia ortodoxa rusa.
Juan Pablo II querría hacer escala en la ciudad de Kazan, a 800 kilómetros al Este de Moscú, en su próximo viaje a Mongolia, previsto para el mes de agosto, según han revelado fuentes vaticanas en días pasados. Sería la primera vez que este Papa pisara el territorio de la Federación Rusa.
El objetivo del Papa es el de devolver a la Iglesia ortodoxa rusa el icono de Nuestra Señora de Kazan, una de las imágenes más veneradas por los fieles rusos, que llegó al Vaticano en los años noventa, después de que se hubiera perdido cuando los bolcheviques llegaron al poder.
Durante años pasó por manos privadas hasta que el icono fue descubierto y entregado al Papa en 1993. Desde entonces, lo ha custodiado en su apartamento privado.
Por otra parte, este Jueves Santo, la Sala de Prensa de la Santa Sede anunció que el obispo de San José en Irkutsk (Siberia oriental), monseñor Jerzy Mazur, expulsado de Rusia sin explicaciones por las autoridades, ha sido nombrado obispo de la diócesis de Elk (Polonia).
En su sustitución, el Papa ha nombrado a monseñor Cyryl Klimowicz, hasta ahora obispo auxiliar de Minsk-Mohilev (Bielorrusia), nacido en 1952 en Amangeldi (Kazajstán).
La expulsión del obispo y de varios sacerdotes católicos tuvo lugar después de que en febrero de 2002 el Papa creara cuatro diócesis católicas en el territorio ruso.