NUEVA YORK, 12 junio 2003 (ZENIT.org–Fides).- Por su papel determinante en el proceso de reconciliación y de pacificación de Timor Oriental y por haber conducido a la antigua provincia indonesia por el difícil camino de la independencia, el presidente de la nación, Xanana Gusmao, recibió este jueves en Nueva York el premio «Sendero a la Paz» («Path to Peace») promovido por la Misión de Observación Permanente de la Santa Sede ante la ONU.
En la entrega del galardón participaron monseñor Celestino Migliore –observador permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas–, el cardenal Edward Michael Egan –arzobispo de Nueva York–, y el arzobispo Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
«Esta noche tenemos entre nosotros a una persona que ha sido capaz de gestos de paz», afirmó en la entrega del premio el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU.
Junto a él recibieron el premio «Servitor Pacis», el embajador de Timor Oriental Eric Hotung (de nacionalidad anglo-china), comprometido desde hace años en el diálogo entre Asia y Occidente; Rose Busingye, mujer ugandesa que fundó la organización «Meeting Point» para la asistencia de los enfermos de sida: y el arzobispo Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, que había fundado la «Path to Peace Foundation», cuando era representante papal ante la ONU.
Al agradecer el premio en nombre del pueblo de Timor Oriental, Gusmao ilustró los desafíos que tiene que afrontar su pueblo, tras la independencia de Indonesia, alcanzada en mayo del año pasado.
A pesar de los 10 años pasados en cárcel, aseguró que la condición para alcanzar la estabilidad de su país es desarraigar la idea de venganza.
Timor Oriental está comprometido en un «diálogo nacional» sobre justicia y reconciliación en el que el presidente Gusmao está personalmente involucrado.
El diálogo incluye a miembros parlamentarios, grupos socio-políticos, representantes de la Iglesia católica y al UNMISET –la misión de apoyo prevista por el Consejo de Seguridad de la ONU por un período de diez años para acompañar el traspaso de la administración de la ONU a las autoridades de Timor Oriental–.
El proceso de reconciliación en Timor Este es lento y difícil, ya que parte de los ciudadanos de Timor apoyan a las milicias filoindonesias que perpetraron las masacres del día que siguió al referéndum de secesión de Yakarta en agosto de 1999.
Todavía hoy muchos prófugos de Timor que cruzaron la frontera hacia el oeste (bajo administración indonesia) vacilan en regresar a su patria por temor a venganzas y linchamientos.
La República Democrática de Timor Oriental nació oficialmente el 20 de mayo del 2002, tras un periodo de administración de las Naciones Unidas.
Con el 95% de los ciudadanos que se declaran católicos, Timor Oriental es la nación con mayor número de católicos de Asia. Por ello, la Iglesia tiene un papel destacado en la formación de las conciencias de los ciudadanos y en el proceso de reconciliación nacional.
Además de atender las necesidades espirituales de más de 665.000 fieles en la diócesis de Dili y Baucau, la Iglesia en Timor Oriental ofrece servicios sociales, sanitarios y programas de desarrollo para los agricultores.
La reconstrucción de infraestructuras, escuelas, hospitales y una burocracia eficaz para los diversos sectores de la vida pública son algunos de los desafíos que enfrenta la nueva nación.
El premio asignado al presidente Gusmao está promovido por la Fundación «Path to Peace», instituida en 1991, presidida por monseñor Celestino Migliore. Su objetivo es la difusión de un mensaje de paz universal.
Según su orientación, distribuye información y documentación sobre iniciativas del Santo Padre y de organizaciones católicas en la construcción de un mundo de justicia, caridad y paz. Además, organiza seminarios y congresos culturales y de estudio sobre la doctrina social de la Iglesia y sostiene proyectos de reconciliación y de naturaleza humanitaria en distintas partes del mundo.
En otras ediciones, han recibido este premio Boutros-Ghali, ex secretario general de la ONU, los ex presidentes Corazón Aquino de Filipinas, Lech Walesa de Polonia, Rafael Caldera de Venezuela; Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, y el príncipe Hans Adam II de Liechtenstein.