El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarrro-Valls, había anunciado que el Papa podría hacer escala en la ciudad en Kazan, capital de Tatarstán, con el fin de restituir el antiguo icono que está en el Vaticano y que originalmente pertenece a la Iglesia ortodoxa rusa.
El patriarcado ortodoxo de Moscú afirmó que la devolución de la imagen no es un motivo suficiente para una visita del Santo Padre, y que antes es necesario superar los problemas de relación que existen entre las dos Iglesias cristianas, separadas desde el cisma de Oriente a inicios del segundo milenio.
La comunidad católica ha renacido en Kazán con la llegada de un grupo de jóvenes misioneros argentinos, miembros del Instituto del Verbo Encarnado, que dirigen la parroquia católica de la ciudad.