CIUDAD DEL VATICANO, 30 junio 2003 (ZENIT.org).- Al entregar el domingo el Sagrado Palio a cuarenta arzobispos procedentes de todo el mundo, Juan Pablo II les exhortó a velar por sus respectivas comunidades a imitación del Buen Pastor.
Durante la celebración eucarística que presidió en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre se refirió a San Pedro y San Pablo –cuya solemnidad la Iglesia celebró este día— como «amigos del Señor», por quien dieron su vida precisamente en Roma, «fecundando con su sangre la Iglesia»
«Pedro y Pablo son “amigos del Señor” a título singular porque bebieron el cáliz del Señor –explicó Juan Pablo II–. A ambos Jesús les cambió el nombre en el momento en que les llamó a su servicio».
«Si pensamos en la vocación y en la historia personal de los dos apóstoles, vemos cómo la carga apostólica y misionera fue proporcional a la profundidad de su conversión. Probados por la experiencia amarga de la miseria humana, fueron liberados por el Señor», dijo el Papa en su homilía.
«Gracias a la humillación de la negación y al llanto que le purificó interiormente –constató–, Simón se convirtió en Pedro, esto es, la “piedra”: consolidado por la fuerza del Espíritu, tres veces declaró a Jesús su amor, recibiendo el mandato de apacentar el rebaño (Cf. Jn 21, 15-17)».
«Análoga fue la experiencia de Saulo –continuó Juan Pablo II–: aquel Señor a quien él perseguía (Cf. Hch 9, 5) “le llamó con su gracia” (Gal 1, 15) en el camino de Damasco. Le liberó de sus prejuicios transformándole radicalmente e hizo de él un “instrumento elegido” para llevar su nombre a todas las gentes (Hch 9, 15)».
«Ambos se convirtieron de esta forma en “amigos del Señor”», constató el Papa ante los arzobispos metropolitanos, a quienes dijo: «Las circunstancias personales de cada uno son diferentes, pero todos habéis sido contados por Cristo en el número de sus “amigos”».
«En nombre del Señor –les invitó–, haceos por vuestra parte “amigos” de cuantos Dios os ha confiado. Vuestras sedes episcopales se encuentran en distintas zonas de la Tierra: a imitación del Buen Pastor, velad y sed diligentes con todos en vuestra comunidad».
Desde el domingo, los arzobispos metropolitanos llevarán el Sagrado Palio en las solemnes celebraciones como signo de comunión con la Sede Apostólica. «Os invito a considerarlo siempre como memoria de la sublime amistad de Cristo, que tenemos el honor y el gozo de compartir», concluyó el Santo Padre.