GINEBRA, 3 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Fortalecer la unidad entre las Iglesias y la conciencia ecuménica, así como el diálogo interreligioso y la espiritualidad están entre las prioridades del nuevo secretario general del Consejo Mundial de las Iglesias, quien busca también reforzar las relaciones con la Santa Sede.
La elección del pastor metodista Samuel Kobia –casado y padre de cuatro hijos–, nacido en Kenia en 1947, tuvo lugar el jueves pasado (Cf. Zenit, 29 de agosto de 2003). Es la primera vez que se escoge a un africano para el puesto de mayor responsabilidad del Consejo.
El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 341 Iglesias de más de 100 países de los cinco continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia católica no es miembro, pero mantiene relaciones de cooperación con esta institución, sobre todo a partir del Comité Fe y Constitución.
En el Vaticano, la noticia del nombramiento de Kobia fue acogida muy positivamente: «Son conocidas sus grandes cualidades, entre las que destaca una profunda espiritualidad y preparación teológica», declaró el obispo Brian Farrell, L.C., secretario del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
«Desearía reforzar las relaciones con el Vaticano», afirmó el reverendo Kobia el martes pasado ante los micrófonos de Radio Vaticana haciendo hincapié en potenciar el trato «en primera persona» en cuanto asuma el cargo.
«Como es sabido –recordó el reverendo Kobia–, son distintas las áreas en las que ya cooperamos juntos, por ejemplo en grupos de trabajo con el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y en el ámbito de las misiones».
En las líneas maestras del programa del pastor metodista el diálogo interreligioso ocupa un lugar destacado, puesto que «es un medio importante para superar la violencia y promover la reconciliación y la democracia».
Además reconoce que «el cambio del tejido familiar en el mundo de hoy está en un punto crítico. Por eso, los problemas familiares constituyen también una de las prioridades».
El nuevo secretario general del CMI, quien subrayó la importancia de la espiritualidad en el momento presente, aclara que «el mundo de hoy está atravesando problemas que considero que son más de naturaleza espiritual que política o económica, porque se cuestiona el sentido de la vida y caen las seguridades».
«Aunque puedan parecer cuestiones políticas, son en cambio cuestiones profundamente espirituales y morales», concluye.