NITRA, 10 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Un país de profundas raíces cristianas cuya comunidad de fieles, tras la durísima persecución comunista, empezó a renovarse gracias al estímulo de Juan Pablo II: así es Eslovaquia, destino del viaje que el Santo Padre iniciará el próximo jueves, según describe el cardenal Jan Chryzostom Korec, obispo de Nitra.

La prueba de la persecución también la experimentó el purpurado, quien permaneció encerrado doce años en una reducida celda, sin luz ni aire, y sufrió sucesivamente arresto domiciliario bajo el régimen comunista.

En la República Eslovaca, en Europa Central, «la primera iglesia cristiana fue consagrada en Nitra por el arzobispo de Salzburgo Adalramo» explicó el cardenal Korec a la agencia Fides .

«En el 863, los santos hermanos Cirilo y Metodio, sentando las sólidas bases del cristianismo en nuestro país, se unieron a nuestros antepasados en Eslovaquia –añadió--. Hoy son los dos copatrones de Europa».

De hecho, aun vivía Metodio cuando se erigió en Nitra la primera diócesis de toda la Europa central y oriental.

Después de este acontecimiento, Eslovaquia vivió aún mil años en el ámbito del gran reino húngaro, que había sido fundado por el santo rey Esteban alrededor del año 1.000. Eslovaquia formaba parte de la fortaleza de la Europa cristiana y resistía los continuos ataques de los tártaros y, más tarde, los del imperio turco de Osmán.

En la actualidad Eslovaquia vive como un estado independiente, «pero ha tenido que soportar dos guerras mundiales y sus ciudadanos, sobre todo los cristianos, han sufrido desde 1948 una de las mayores persecuciones de la Iglesia bajo el régimen comunista, hasta la caída de éste en 1989», recordó el purpurado.

En efecto, «los obispos, los sacerdotes y también los laicos fueron encarcelados; las órdenes religiosas fueron eliminadas; se cerraron los seminarios diocesanos, las organizaciones y la prensa católica. Se trató de una época bárbara, llena de terror». Hasta que «en 1989 --continúa el purpurado-- reconquistamos la libertad».

Renacimiento de la comunidad católica eslovaca

El cardenal Korec reconoce que Juan Pablo II, elegido a la Cátedra de Pedro en 1978, ha sido «de gran ayuda» en la lucha por la libertad bajo el régimen comunista. «Aquí, en Eslovaquia, hemos seguido sus discursos y sus viajes, sobre todo a través de la televisión de Viena (Austria)», afirma.

«Las actividades de Juan Pablo II nos daban una gran y extraordinaria fuerza –evoca el purpurado--. Conocía muy bien nuestra situación desde los tiempos en los que era arzobispo de Cracovia, ciudad que se encuentra al otro lado de las montañas Tatra».

Tras la caída del régimen comunista, en abril de 1990 el Santo Padre visitó la entonces Checoslovaquia por primera vez. Nombró obispos incluso en las diócesis que no habían tenido Pastores durante tres o cuatro décadas.

De acuerdo con el obispo de Nitra, «esta visita sirvió de gran estímulo y significó una bendición para todos nosotros. Toda la vida de la Iglesia empezó a renovarse --las órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas, recobraron vida, los seminarios volvieron a abrirse y fueron erigidas escuelas católicas e, incluso, la Universidad católica».

«Hoy, Eslovaquia envía nuevamente misionarios al mundo entero, como lo hacía libremente antes. Nuestros misioneros –que cada vez son más numerosos-- se encuentran en Japón, Indonesia, África y América Latina», constata el prelado.

Acogido por cientos de miles de fieles, Juan Pablo II viajó por segunda vez a Eslovaquia en 1995 y presidió la canonización de tres santos mártires de Kosice.

Expectativas ante el tercer viaje apostólico del Papa

De la tercera visita que el Papa realizará del 11 al 14 de septiembre –su viaje apostólico 102-- «esperamos estímulo para la unidad, para una fe más profunda y para una mayor colaboración recíproca, de la que tenemos tanta necesidad, sobre todo en estos tiempos en los que estamos rodeados de tantos problemas».

El viaje tendrá lugar en vísperas del ingreso de Eslovaquia en la Unión Europea, previsto para mayo de 2004.

«Puede que el Santo Padre dirija, desde Eslovaquia –el centro de Europa-- un discurso a nuestro continente con el fin de que todos nosotros hagamos crecer Europa a partir de esas sanas raíces desde las que ha crecido espiritual y culturalmente durante siglos», opina el prelado.

Como preparación a la inminente llegada del Papa a tierras eslovacas, la comunidad católica se ha preparado para este acontecimiento «con la oración, sobre todo con el Rosario, con novenas, y también con varias actividades de carácter espiritual y caritativo».

Además, según adelanta el cardenal Korec, los jóvenes regalarán al santo Padre, como gesto de reconocimiento al Sucesor de Pedro, el libro del Nuevo Testamento, que han trascrito a mano en hojas bellísimas. Este libro excepcional, encuadernado en piel, pesa unos diez kilos. «Se trata, además, de un gesto de fidelidad hacia el Santo Padre», explica.

«Recemos para que la visita del Santo Padre nos dé un impulso aún mayor para la evangelización y la profundización de la fe: lo necesitamos mucho, nosotros y todo el mundo», concluye el obispo de Nitra.