MADRID, 11 septiembre 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- El 18 de septiembre comienza en Burgos el Congreso Nacional de Misiones, que reunirá durante tres días a alrededor de 800 especialistas en la materia.
Monseñor Francisco Pérez, obispo de Osma-Soria y presidente de las Obras Misionales Pontificias, asegura que aún «hay mucha inquietud misionera por parte de los jóvenes».
–El 65 por ciento de los 20.000 misioneros españoles son mayores de 63 años. ¿Le preocupa a la Iglesia en España pensar que en una o dos décadas puede haber perdido más de la mitad de estas fuerzas vivas?
–Monseñor Francisco Pérez: Nos preocupa que hayan bajado las vocaciones religiosas y sacerdotales. Es un dolor muy grande que estamos sufriendo en Europa, de modo especial, puesto que en otras partes del mundo han crecido. Ahora se ven los frutos de lo que nuestros misioneros han sembrado. Hay zonas donde fueron dos o tres misioneros hace años y ahora se han formado dos o tres diócesis. Cada año la Congregación para la Evangelización de los Pueblos en Roma, instituye y constituye de 15 a 18 diócesis nuevas. En España hay mucha inquietud por parte de los jóvenes. Tal vez no se podrá relevar a los misioneros que hay y que son mayores, pero hay muchos jóvenes que sienten la llamada y muchos de ellos como laicos misioneros. Es un síntoma que haya familias y muchas que estén con sus hijos en tierras de misión anunciando el Evangelio de Jesucristo.
–¿Qué soluciones se están poniendo en práctica para paliar esta situación?
–Monseñor Francisco Pérez: Fomentar en las comunidades cristianas el espíritu evangélico y profundizar en el encuentro con Jesucristo. Lo vimos cuando vino el Papa el día 3 de mayo. Los jóvenes y muchos de ellos con inquietudes vocacionales expresaron el amor a Cristo con un amor sincero a la Iglesia. Ése es el clima que debe existir si queremos hacer resurgir nuevos misioneros.
–¿Cómo se logran nuevas vocaciones misioneras?
–Monseñor Francisco Pérez: Pues como sucedió en tiempos de Jesús. Los discípulos se sentían felices y contentos a su lado y sus palabras al tener «sabor de vida eterna» les atraía. Muchos abandonaban a Cristo porque les parecía muy duro su discurso y muy fuerte seguirle, pero otros lo seguían porque sus palabras les convencía y les llenaba la vida de paz y de amor. Hoy ocurre lo mismo. No hay métodos mágicos: o uno se enamora de Cristo y de su Iglesia o de lo contrario no se le puede anunciar. Y la misión es anunciar a Cristo con palabras, con gestos y con el testimonio.
–Recientemente, un misionero español en África decía en una entrevista que «los misioneros ya no vamos al Tercer Mundo a evangelizar», que ésa es una concepción anticuada, y que ahora van a promocionar el desarrollo humano. ¿Es eso cierto?
–Monseñor Francisco Pérez: La labor fundamental del misionero ha sido, es y seguirá siendo la de evangelizar. Si no se anuncia a Jesucristo vana e inútil es la misión. Quien vive unido a Cristo y su Iglesia no puede por menos que preocuparse de las necesidades del ser humano. Amar a Dios y al prójimo entra en el misma experiencia del creyente y los dos amores se relacionan; si uno falla la fe no es auténtica. De ahí que el misionero va para llevar con su vida el amor de Cristo a los demás y cuando se ama, en su nombre, se solidariza con sus necesidades y la primera de ellas es la de llevarle la Salvación que Cristo ha confiado a su Iglesia y con ella preocuparse de alimentarle si pasa hambre, enseñarle si tiene necesidad de formación humana e intelectual y solidarizarse con todos sus problemas para levantarle de la miseria y de la falta de dignidad humana. Ésta es la misión, según el pensamiento de Cristo y de su Iglesia; de lo contrario nos convertiríamos en puros «»manager» sociales».
–¿Esperan que el Congreso de Burgos logre dejar claros estos puntos?
–Monseñor Francisco Pérez: Se celebra en Burgos por tener esta diócesis una gran tradición misionera. Pensemos que actualmente hay más de 2000 misioneros naturales de la provincia de Burgos. En el programa pastoral de la Conferencia Episcopal Española entraba este Congreso que tendrá una gran incidencia y ayudará a toda la Iglesia española a desarrollar con mayor fuerza su labor misionera. Será, por tanto, un Congreso que nos concienciará a todos los creyentes a «ser más misioneros» y a apoyar con generosidad a los que están fuera de nuestras tierras españolas anunciando el Evangelio de Jesucristo.
–¿Qué datos nos puede adelantar ya del Congreso?
–Monseñor Francisco Pérez: Es un Congreso donde hemos puesto un tope de 800 participantes. Ya está completo desde hace más de dos meses y todos deben ir acreditados. Se ha pensado que de cada Diócesis española, al menos, fuera un promedio de seis personas. No hemos pretendido hacer un Congreso de «puertas abiertas» porque perdería en profundidad y sobrepasaría nuestras posibilidades logísticas. No obstante habrá momentos en los que estará abierto a todos como es en la exposición misionera y en las celebraciones litúrgicas. Asistirán personalidades, sobre todo, eclesiales como cardenales, arzobispos y obispos. Los ponentes son de otros continentes, la mayoría, y lo mismo los que narran sus experiencias. Estará presente también el señor nuncio en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro, y el secretario general de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos de Roma, el arzobispo Robert Sarah. El Papa dirigirá un saludo especial para este Congreso que lo leerá el señor nuncio al inicio del mismo.