«En nuestra época no son pocos los cristianos bautizados que todavía no han hecho suya su fe de forma adulta y responsable», reconoció el Santo Padre al celebrar la eucaristía al aire libre en Banska Bystrica a unos 190 kilómetros Bratislava.
«Se llaman a sí mismos cristianos, pero no responden con plena responsabilidad a la gracia recibida; todavía no saben lo que quieren ni porqué lo quieren», denunció ante 150.000 personas, reunidas en la plaza SNP, la plaza del resurgimiento nacional en tiempos del régimen comunista.
«Esta es la lección que tenemos que aprender hoy: es urgente educarse a la libertad», subrayó el Santo Padre.
«En particular, es urgente que, en las familias, los padres eduquen a la justa libertad a sus hijos, para prepararles a dar la respuesta oportuna a la llamada de Dios. Las familias son el vivero en que se forman las plantas de las generaciones futuras. En las familias se forja el futuro de la nación», aclaró.
Muchas personas que no cabían en la plaza participaron en la celebración desde las calles adyacentes, abarrotadas de gente. Juan Pablo II estaba sereno y satisfecho, especialmente al constatar la importante presencia de jóvenes.
La muchedumbre, que agitaba las banderas blancas y amarillas de la Santa Sede repetía gritando: «Juan Pablo, Juan Pablo».
A pesar de que el obispo de Roma se encontraba mejor que en la ceremonia de bienvenida del jueves, sus colaboradores –para evitar un ulterior cansancio– le sugirieron que leyera los principales pasajes de la homilía el cardenal eslovaco Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
La intervención estaba centrada en la memoria liturgia del día, el dulce nombre de María. Ante el gran altar, en el centro de la plaza destacaba la estatua de la Virgen que hace 40 años fue removida del lugar con motivo de la visita de Nikita Jruschov, ex primer ministro de la Unión Soviética.
En la homilía, el Papa explicó que esa imagen «recuerda el respeto y la devoción de vuestros padres por el Señor Todopoderoso y la Virgen Santísima y, además, el intento de profanación de esta herencia preciosa, perpetrado por un régimen oscuro en años aún no lejanos».
Al final, los jóvenes de la diócesis entregaron al Papa un regalo muy personal: dos de ellos, vestidos de rojo, negro y oro, le pusieron en sus manos una copia que escribieron a mano del Nuevo Testamento. Los muchachos pasaron dos meses para escribir con su pluma el texto. Las últimas palabras fueron transcritas por el cardenal Jan Chryzostom Korec, obispo de Nitra, quien pasó doce años encerrado en una celda sin luz por el régimen comunista.
Tras la misa, Juan Pablo II almorzó con los 19 obispos eslovacos en el seminario de la diócesis, a quienes entregó un mensaje con motivo de los quince años de la creación de la Conferencia episcopal del país. Una misiva de aliento a pesar de las dificultades, en particular para promover las vocaciones.
Antes de dejar el seminario de Banska Bystrica, Juan Pablo II se encontró con representantes de otras iglesias y confesiones cristianas de Eslovaquia. Se dirigió después a la capilla, donde saludó a los seminaristas. En avión regresó luego a Bratislava, para pasar la noche en la nunciatura apostólica.
Este sábado el Papa celebrará la eucaristía en Roznava y compartirá momentos con la comunidad diocesana. El domingo, su visita culminará con la beatificación de dos mártires del comunismo en Bratislava.