BRATISLAVA, 15 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Tras la visita de Juan Pablo II del 11 al 14 de septiembre a Eslovaquia, el desafío más claro que se presenta a la Iglesia católica en el país es el de las vocaciones, reconoce el portavoz de la Conferencia Episcopal.
Monseñor Marian Gavenda, considera que el catolicismo en Eslovaquia es sólido, como lo demostró durante los años de la persecución comunista, «lo que es un poco alarmante es la disminución de las vocaciones».
En el mensaje que el Papa escribió a la Conferencia Episcopal con motivo de su visita, escribía: «Es urgente promover un nuevo florecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas. De esto depende el futuro de la Iglesia en Eslovaquia» (Cf. Zenit, 12 de septiembre de 2003).
«En los últimos cuatro años, el número de las vocaciones se ha reducido a la mitad –aclara el sacerdote–. Las causas son diferentes, pero entre las principales se encuentra la disminución de los nacimientos. De hecho, en las ciudades se están cerrando muchas escuelas, pues no hay niños. Y esto se refleja también en el número de vocaciones».
«Después de noviembre de 1989, el gobierno ha bloqueado casi totalmente la construcción de los apartamentos», explica el sacerdote para ilustrar el origen del bajón demográfico.
«Las familias jóvenes que no pueden recibir ayuda de sus padres tienen dificultades enormes para encontrar un apartamento, aunque sea pequeño, incluso después de años de ahorros», aclara.
«Influye también la propaganda de los medios de comunicación comerciales a favor de una vida consumista, egoísta, caracterizada por el disfrute personal y el rechazo de toda responsabilidad, comenzando por la de los hijos», añade.
«La Iglesia –explica– reacciona ante esta situación presentando otro modelo de vida, proponiendo programas de apoyo a las familias numerosas y denuncia la legislación que permite el aborto y que en el terreno social no ayuda a las nuevas familias».
Este problema no debe hacer olvidar sin embargo, aclara Gavenda, la buena salud que atraviesa la fe en Eslovaquia: «No hay polémicas internas en la Iglesia, especulaciones dogmáticas, o sobre los sacramentos».
«Los obispos han comprendido que, en la nueva situación de Europa, hay que mantener la integridad de la fe. Sólo así podremos servir a los demás, con la frescura y la fuerza de la fidelidad al Evangelio», añade.
Tras la persecución comunista en la que durante cuarenta años estaba prohibido casi todo, a partir de los años noventa se han construido 300 iglesias, con centros pastorales y parroquiales, revela.
«En los últimos cinco años han nacido 10 centros pastorales universitarios, sumamente activos, donde los estudiantes se preparan para recibir los sacramentos, donde los muchachos tratan de acercar a sus amigos a la fe», concluye.