«Toda comunidad parroquial está llamada a renovar el propio compromiso hacia las personas ancianas, frecuentemente abandonadas en una profunda soledad», exhortó el cardenal Jean-Marie Lustiger.

Asimismo recalcó la apremiante necesidad de un empeño «por restablecer los vínculos entre jóvenes y ancianos en el redescubrimiento de la responsabilidad de cada uno ante los demás», en declaraciones concedidas a los periodistas

«Los dispositivos de solidaridad y de asistencia jamás podrán sustituir --especialmente cuando se carece de vínculos familiares-- nuestro camino personal de sincera fraternidad y atención hacia el prójimo», concluye el prelado.