SINGAPUR, 18 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Con una «Declaración de armonía religiosa», los diferentes credos de Singapur han manifestado su compromiso para construir una convivencia pacífica en la vida social del país.

«Nosotros, población de Singapur, reconocemos que la armonía religiosa es esencial para la paz, para el progreso y la prosperidad de nuestra nación multicultural y multirreligiosa», afirman los líderes religiosos del «Interreligious Harmony Circle» (IHC).

«Nos comprometemos a reforzar la armonía religiosa por medio de la tolerancia, la confianza, el respeto y la comprensión recíproca. Afirmamos reconocer la naturaleza secular del Estado; promover la cohesión en el ámbito de la sociedad; respetar la libertad religiosa de unos y otros; hacer crecer nuestro espacio en el respeto de la diversidad; incrementar las relaciones interreligiosas», añade el texto.

En el documento, los miembros del IHC se obligan igualmente a «asegurar que la religión no será utilizada para crear conflictos y desarmonía en Singapur».

La idea de instituir una comisión interreligiosa nació del propio gobierno de Singapur en los años ’60, cuando la isla sufrió una serie de desórdenes interreligiosos.

El primer ministro Goh Chok Tong sugirió reforzar este organismo fundando oficialmente el IHC y elaborando una declaración conjunta sobre las relaciones entre las religiones en Singapur a fin incrementar el dialogo en la isla del Sudeste asiático.

El arzobispo de Singapur y miembro del IHC, Nicholas Chia, exhortó a los católicos «a ser conscientes de la responsabilidad que tiene cada uno» afirmando que «nuestra fe nos lleva a vivir en medio de nuestros vecinos en paz y armonía con todos”.

En declaraciones a la agencia Fides, el padre Robert Baletchet, de la archidiócesis de Singapur --director durante muchos años del semanario católico «Catholic News»— explicó que el IHC «sirve para superar prejuicios y malentendidos y para desarrollar lazos de amistad».

«Este tipo de iniciativas son muy útiles e importantes en el Sudeste asiático, especialmente después del 11-S –constató--. Aunque hay que señalar que en Singapur no tenemos problemas de relaciones interreligiosas: los fieles de todas las confesiones viven juntos en la vida diaria, en las escuelas, en sus puestos de trabajo, en la sociedad».

De los 4 millones de personas que forman la población de Singapur, el 32% es budista, un 22% taoísta, el 15% es musulmán, el 13% cristiano y hay un 3,3% de hindúes. Existe también una minoría de bahais, judíos, sijs y zoroastras.