CASTEL GANDOLFO, 19 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que la primera prioridad de un obispo es ser santo.
Así lo explicó este viernes al recibir en audiencia en la residencia pontificia de Castel Gandolfo a 180 participantes en un curso de formación para obispos anglófonos en tierras de misión, organizado por la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.
«¡Sed santos!», fue el mensaje central que les ofreció, adelantando temas de la exhortación apostólica postsinodal sobre el obispo que publicará el próximo 16 de octubre. «La santidad es la urgencia pastoral que necesita nuestro tiempo».
«Es una exigencia apremiante ante todo para aquellos a los que el Señor ha llamado a servirle más de cerca –aseguró–. De hecho, para ser guardianes vigilantes del rebaño del Señor, para protegerle de los diferentes peligros, para alimentarle con el alimento de la palabra y de la Eucaristía, los mismos pastores deben alimentarse con la oración intensa y constante y deben cultivar una profunda intimidad con Cristo».
«Solamente así [los obispos] pueden ser para los sacerdotes y los fieles ejemplos de fidelidad y testigos de un celo apostólico iluminado por el Espíritu Santo», aseguró.
«Ninguna actividad, por más importante que sea, debería distraeros de esta prioridad espiritual que marca el tono del mandato apostólico recibido con la ordenación episcopal», afirmó.
«Sed pastores que, con su ejemplo más que con sus palabras, honran el Evangelio e inspiran en los que les rodean el deseo de conocerlo mejor y de ponerlo en la práctica», concluyó.