CIUDAD DEL VATICANO, 21 septiembre 2003 (ZENIT.org).- La Iglesia ortodoxa de Georgia ha impedido el acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno de ese país que debía ofrecer el reconocimiento jurídico a su pequeña comunidad católica.

Así lo ha denunciado enérgicamente una declaración emitida este sábado por el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, al regresar de Tiflis, a donde había acudido para firmar el acuerdo bilateral, fracasado «a última hora».

«La delegación de la Santa Sede se ha sentido gravemente herida por la actitud de la Iglesia ortodoxa georgiana, que difundió noticias que no son verdaderas, a pesar de que se le había manifestado en varias ocasiones la disponibilidad a informar sobre la andadura de las negociaciones», añade el prelado francés.

El jueves pasado, el patriarca ortodoxo de Georgia, el Catholicós Ilia II, apareció en la televisión para denunciar «el carácter peligroso de un semejante acuerdo para la estabilidad de la nación» y pidió a los fieles que se movilizaran, según informa el diario «Avvenire».

«El Vaticano quiere aumentar su influencia en nuestro país. Si este acuerdo se aprueba, los católicos podrán construir iglesias, escuelas, y seminarios sin límites», denunció también en la televisión un exponente del Patriarcado, el arzobispo Zenone, quien citó un texto falso del acuerdo.

El viernes, centenares de estudiantes protestaron con vehemencia en el Parlamento contra el gobierno, «sometido al Vaticano».

Los representantes gubernamentales trataron de explicar que el acuerdo no afectaría de ningún modo los intereses de la Iglesia ortodoxa. Por el contrario, añadieron, garantiza la libertad religiosa de los 50.000 católicos que viven en este país de casi cinco millones de habitantes.

Poco después, el jefe del gabinete de ministros, Avtandil Dzorbednadze, anunció al Vaticano que el gobierno «ya no se sentía con la voluntad de firmar el acuerdo».

El presidente de Georgia, Eduard Amvrosiyevich Shevarnadze, ex ministro de Asuntos Exteriores de Mijaíl Gorvachov, se encontraba en Yalta, en la cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Según ha informado monseñor Claudio Gugerotti, uno de los negociadores, el acuerdo reconocía el «papel especial» que desempeña la Iglesia ortodoxa en el país, desmintiendo otras de las afirmaciones falsas emitidas por exponentes ortodoxos, quienes dijeron que equiparaba a las dos Iglesias.

Juan Pablo II visitó Georgia, tierra de Stalin, entre el 8 y el 9 de noviembre de 1999, donde se encontró con el patriarca ortodoxo para promover las relaciones fraternas.

Monseñor Tauran concluye su declaración reconociendo que este episodio supone un motivo de «gran sufrimiento» para el Papa, y pide que Georgia, que ha adherido a «importantes Convenciones internacionales sobre los derechos humanos, sepa poner remedio a esta penosa situación».

El lenguaje transformado por la Nueva Era

CIUDAD DEL VATICANO, 20 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Una de las características más típicas de la es su sincretismo que lleva a una transformación del lenguaje común filosófico y religioso. Para orientar a los católicos que puedan sentirse confundidos por estos términos, «Jesucristo, portador del aguda de la vida. Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era» ofrece al final este glosario.