FLORIDA, 14 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Al término de su II Asamblea Anual, y ante el año electoral que afrontarán los uruguayos en el 2004, los obispos de la República han difundido algunos criterios como reflexión pre-electoral.
Publicamos a continuación el texto íntegro del episcopado uruguayo.
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MENSAJE DE LOS OBISPOS DE URUGUAY ANTE EL AÑO ELECTORAL
1. Los uruguayos reconocemos el valor de las expresiones electorales para el ejercicio de nuestra democracia. En un sistema que se aplica por segunda vez, la ciudadanía es convocada a manifestarse sucesivamente en elecciones al interior de los partidos, en elecciones nacionales en las que se elegirá a los legisladores y se votará candidatos a la presidencia, en un eventual balotaje si ninguno de esos candidatos logra superar el 50% de los votos y, finalmente, a elecciones municipales. Ocasionalmente es también convocada a pronunciarse en plebiscitos o referendums.
2. Es mucho lo que se juega en cada elección y, al mismo tiempo, suele ponerse sobre los políticos expectativas y esperanzas desmedidas, sobrevalorando sus reales posibilidades y márgenes de acción en caso de llegar al gobierno. Precisamente porque la función de gobierno es cada vez más compleja y difícil, en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente y en una sociedad cada vez más plural, es importante elegir bien a quienes deberán asumir esa grave responsabilidad.
3. En un aporte a la reflexión preelectoral, los Obispos queremos presentar algunos criterios que han de ser tenidos en cuenta en estas jornadas electorales. Mirando a los partidos y a los candidatos, a sus programas y propuestas, podemos preguntarnos acerca de sus posiciones y actitudes respecto a:
– Derechos Humanos. El respeto de todos los Derechos Humanos, universales e indivisibles, tal como han sido propuestos por el magisterio de la Iglesia, incluyendo el respeto de la vida humana desde el momento de su concepción hasta su término natural y el derecho a brindar a los hijos una educación acorde con las propias convicciones religiosas o filosóficas. Respecto a quienes se postulan nuevamente a un cargo legislativo: ¿cuál ha sido su voto frente a los proyectos de ley sobre estos temas?
– Familia y Educación. El apoyo a ese bien fundamental de la sociedad que es la familia fomentando su estabilidad y fecundidad. Las propuestas en el plano educativo, en apertura a los auténticos valores y a la dimensión trascendente del ser humano. La preocupación realista por el presente y el futuro de la Seguridad Social.
– Economía y sociedad. Frente al desempleo y a la precariedad del trabajo; frente a la pobreza que se extiende trágicamente sobre todo entre la población infantil, las propuestas para impulsar un país productivo, que genere riqueza genuina, superando programas meramente asistencialistas.
– Tierra y población. Las propuestas frente a nuestro “desierto verde”: un medio rural que tiene la capacidad de sustentar a millones de personas, y que sin embargo se despuebla. Un país que no logra retener a sus jóvenes, a sus operarios calificados, a sus profesionales y técnicos.
– Paz social. Frente a las diversas situaciones de violencia que se gestan en las desigualdades que dividen a la sociedad, la búsqueda de auténtica paz social basada en la justicia y no en la mera represión.
– Medio ambiente. La consideración de los problemas de contaminación ambiental combinada con la búsqueda de un desarrollo sustentable.
– Integración. La búsqueda de una integración regional y americana que no se limite a lo comercial ni derive en una entrega de soberanía como la preocupante propuesta actual del ALCA, impulsada con celeridad y con escasa información a la opinión pública.
– Honestidad. Respecto a los candidatos: la coherencia que muestran en su vida con lo que manifiestan de palabra. Cuando ya han accedido a cargos: el cumplimiento de sus promesas electorales. El beneficio propio o el silencio cómplice frente a casos de corrupción. La actitud de sus respectivos partidos frente a los casos de corrupción que se han dado en su seno.
4. Ante toda convocatoria a referéndum, es fundamental el conocimiento directo de la ley sobre la que se consulta. El voto no puede ser decidido por mera simpatía personal o inclinación partidaria, sino que debe ser el resultado de un examen serio del texto en disputa, en un clima de respeto a los que piensan distinto y de valoración de otras respuestas.
5. Es bueno recordar que la participación ciudadana en lo político no se reduce a lo electoral. Existen en nuestra sociedad diversas instituciones, organizaciones y movimientos, los cuales, más allá de la defensa de sus intereses sectoriales están llamados a ser canales para la participación de todos los uruguayos en la construcción de la sociedad. En ese espíritu es que ofreceremos próximamente unas «Pautas de reflexión» para todos aquellos que quieran profundizar en la responsabilidad social del cristiano en vistas al año electoral.
6. Que el Padre Dios, que nos guía por el camino de la vida al gozo eterno de su Reino, nos muestre en esta circunstancia los mejores caminos para nuestra Patria. Junto a María, la Virgen de los Treinta y Tres Orientales, invitamos a nuestras comunidades a orar por estas instancias de decisión.