¿El secreto del diálogo? El amor, constata Chiara Lubich

En el 60º aniversario de la fundación del Movimiento de los Focolares

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ROCCA DI PAPA, 21 noviembre 2003 (ZENIT.org).- A punto de cumplir 60 años y basándose en «el arte de amar», el Movimiento de los Focolares ha podido ver «florecer espacios de fraternidad entre millones de personas» ejerciendo el carisma de la unidad a través del diálogo.

Así lo constató Chiara Lubich en una entrevista publicada por el semanario «Famiglia Cristiana» –el pasado 9 de noviembre— en la que reconoce en el Espíritu Santo el secreto de la vitalidad del movimiento.

Fue fundado en Trento el 7 diciembre 1943, en tiempo de guerra, por Chiara Lubich. Entonces era una maestra de 23 años que, junto a algunas compañeras, leía el Evangelio en los refugios antiaéreos y luego lo ponía en práctica socorriendo a quienes lo habían perdido todo.

Sesenta años después, el Movimiento de los Focolares –también conocido como la «Obra de María»– está presente en 182 países de los cinco continentes; tienen 140.000 miembros, dos millones y medio de asociados y simpatizantes y 30.000 seguidores pertenecientes a confesiones no católicas.

Lubich inició una corriente de espiritualidad centrada en el amor, expresado en el Evangelio, que suscitó un Movimiento de renovación espiritual y social: la espiritualidad de la unidad, típicamente comunitaria.

Por esta espiritualidad, vivida en los más variados ambientes y culturas, se han abierto diálogos fecundos en cuatro «frentes»: «el diálogo en interior de la Iglesia, el diálogo ecuménico entre las confesiones cristianas, el diálogo con las otras religiones y el diálogo con los que no se reconocen en ninguna religión, pero comparten valores comunes», explica Chiara Lubich.

«En la base de todo está lo que llamamos el arte de amar. Y vemos florecer fragmentos de fraternidad entre millones de personas», reconoce.

«No nos cansamos de apostar por lo que más vale en la vida de los individuos y de los pueblos: el amor, la caridad que se abre a todos, que es siempre la primera en tomar la iniciativa y se hace recíproca», afirma.

«Dios ha dado a los Focolares el carisma de la unidad porque era una necesidad de nuestros tiempos –subraya Chiara Lubich–. Tenemos en esto una larga experiencia, casi diría de profesionales, y después de muchos obstáculos y pruebas, estamos en condiciones de ofrecer un patrimonio de ideas e iniciativas acumulado en décadas de compromiso».

Para la fundadora de los Focolares, con el diálogo no se corre el riesgo de renunciar a las propias certezas: «apuntamos a lo que une, sin ignorar lo que nos divide, pero también sin ceder a prejuicios. El secreto es el amor».

«Toda persona necesita sentirse amada –explica–. Y cuando esto ocurre, pide explicaciones. Se llega así al “anuncio respetuoso”, sin imposiciones, del que habla el Papa. A partir de ahí he podido explicar que Dios-Trinidad es amor, amor recíproco entre Amante y Amado. Hasta los hindúes lo aceptan. Y al fin es posible comunicar la respuesta al dolor mediante nuestra experiencia de Jesús abandonado en la cruz».

En su misión, los Focolares dialogan también con los seguidores del Islam. De acuerdo con Chiara Lubich, «el diálogo con los musulmanes se abrió hace ya 37 años en Argelia. Recientemente, en los Estados Unidos, hemos tenido encuentros en 40 mezquitas».

«He hablado en Nueva York, en la mezquita de Harlem, y cuando concluí con el saludo “¡Dios es grande!”, el aplauso parecía interminable –recordó–. Ha nacido entre nosotros una fraternidad particularmente valiosa después de los atentados del 11 de septiembre».

«En Pakistán hemos sido acogidos con amistad y ya son más de cien los musulmanes cercanos a los Focolares –confirma–. Ahora se ha abierto también el diálogo con algunos afganos. Y lo mismo en Irak, donde algunos centenares de cristianos y un obispo caldeo viven el espíritu de unidad, testimonio ejemplar precisamente donde predomina la intolerancia religiosa».

Nuevos horizontes de unidad

Acogiendo «el deseo y el sueño del Santo Padre, que ha hablado de la Europa del Espíritu», el Movimiento de los Focolares además ha asumido el compromiso de «dar un alma a Europa», añade Chiara Lubich.

Por ello, el próximo 8 de mayo, la ciudad alemana de Stuttgart acogerá la jornada «Unidos por Europa», con la participación de movimientos católicos y no católicos.

La iniciativa «es fruto de un camino de comunión iniciado por el encuentro de los movimientos y nuevas comunidades con el Papa la víspera de Pentecostés de 1998», continúa la fundadora de los Focolares.

«Quisiéramos hacer visible la acción de renovación suscitada por el Espíritu en las Iglesias y también en los diversos ámbitos de la sociedad europea: familias, jóvenes, economía, política, como aporte a la fase histórica», concluye.

Más información: www.focolare.org .

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ZENIT Staff

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