El obispo auxiliar de Buenos Aires y delegado episcopal para esta pastoral específica, monseñor Jorge Lozano, hace en esta entrevista concedida a la agencia católica argentina Aica un balance del encuentro.
–¿Cuál es su impresión del trabajo realizado por los jóvenes en estas tres jornadas?
–Monseñor Lozano: Se ha trabajado muy bien. Recorriendo cada uno de los grupos de trabajo hemos podido ver que los jóvenes se han dedicado con tiempo, con tranquilidad, y con esfuerzo a poder profundizar aquellos temas que nos están preocupando, porque no estamos trabajando bien, necesitamos cambiar. A su vez, han podido, entre ellos, compartir inquietudes, expectativas y fortalecerse mutuamente en el encuentro.
–¿Cuáles son las cosas que no se están trabajando bien y qué habría que cambiar?
–Monseñor Lozano: Estamos percibiendo desde hace un tiempo ocho núcleos problemáticos, de los cuales habíamos conversado en estos días: Reconocer y redefinir nuestra identidad específica en este tiempo histórico; clarificar y definir nuestro rumbo y visión de futuro; comprometernos en procesos transformadores de la realidad; una evaluación permanente de la organización, planificación y articulación de la acción pastoral; fortalecer procesos de formación integral e integradora; generar espacios de acompañamiento personal y comunitario; revitalizar los vínculos y relaciones, y formar una espiritualidad significativa y transformadora que impregne e impulse la reflexión y acción pastoral.
Necesitamos reconocer y redefinir nuestra identidad específica en este tiempo histórico, que tienen que ver fundamentalmente con nuestra identidad y, a su vez con nuestra tarea. Esto se despliega en algunos puntos, por ejemplo la falta de continuidad de los jóvenes una vez que se casan o que están con alguna otra exigencia de trabajo, y esta es una dificultad que percibimos como nuestra: no tener espacios adecuados; una espiritualidad todavía insuficiente, que no ayuda a un compromiso en la transformación de la sociedad; la falta de vinculaciones un poco más aceitadas en nuestra estructura pastoral. Esta no es solamente una problemática nuestra, sino de toda la sociedad, en cuanto tenemos una sociedad cada vez más débil en las vinculaciones y esto, sin duda, nos influye a nosotros. Este tipo de preocupaciones las estuvimos compartiendo , profundizando, tratando de buscar algunas causas y, sobre todo, mirar para adelante para ver qué tipo de proyecciones y de acciones nos podemos proponer para ir superando y mejorando esto.
–En estos días vimos en Gualeguaychú muchos jóvenes comprometidos con la tarea que vinieron a hacer. ¿Cómo se llega a aquel otro joven que no participa, que no sabe, que no conoce, o que no quiere acercarse?
–Monseñor Lozano: Nuestra tarea consiste fundamentalmente en convocar, en tratar de estar cerca, no pretendemos que los jóvenes vengan sino, más bien, nosotros acompañando cada una de las situaciones. La Pastoral de Juventud, lo charlábamos ayer con un grupo de obispos, no debe ser la pastoral de grupos juveniles en parroquias, sino más bien llegar con un mensaje, con una vinculación, con una tarea en común. Con tantos muchachos y chicas que tenien preocupaciones por la solidaridad, por la justicia, podemos construir algo juntos, aun cuando ellos no compartan con la misma profundidad la experiencia del encuentro con Jesús.
–¿Qué quisiera expresar como mensaje en esta última jornada del III Encuentro de Responsables de Pastoral de Juventud?
–Monseñor Lozano: En este Encuentro estamos trabajando mucho en torno al lema, “No tenemos miedo, con Cristo alimentamos la esperanza” y el miedo es, justamente, un sentimiento, una característica que tenemos, frente a una agresión desmesurada. Cuando vemos que hay una agresión que estamos sufriendo, o por sufrir, esto lo vivimos como una amenaza y vemos “mi fuerza es más limitada, no puedo frente a esto, y esto me causa miedo”, y a veces hasta pánico que inmoviliza”. Frente a esta sensación y experiencia nosotros vemos que la esperanza se alimenta de la muerte y resurrección de Jesús; no porque seamos superhéroes o tengamos fuerzas extralimitadas, sino porque sabemos que nuestra experiencia de fe hace que podamos sustentarnos y apoyarnos en esta presencia viva de Dios.
Finalmente quiero agradecer sobretodo a los organizadores y a toda la gente que a estado trabajando mucho en esto, yo soy apenas una cara visible en alguno de los momentos.