COLONIA, 7 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Por su gran fuerza simbólica, su expresividad adaptada a la liturgia, la elevada funcionalidad y facilidad de ejecución, el proyecto del estudio de arquitectos «Hahn Helten» será el que acoja el acto conclusivo de la XX Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en el aeropuerto de Hangelar de Sankt Agustin en Bonn.
El proyecto arquitectónico, premiado con 5.500 euros, fue presentado al público el pasado 24 de noviembre en Colonia, según informa Korazym.
Es el resultado de un concurso convocado por la Oficina de la JMJ a finales del pasado agosto. En él participaron nueve conocidos estudios de arquitectura alemanes.
El segundo premio, de 3.500 euros, ha sido otorgado al arquitecto Dieter G. Baumewerd (Münster), mientras que el tercero, de 2.000 euros, ha recaído en los arquitectos Nicole Mronz y August Schaefer (Colonia).
El 20 y el 21 de agosto del 2005, el mencionado aeropuerto será el escenario de los dos actos centrales de la JMJ: la Gran Vigilia y la Concelebración Eucarística final.
La organización prevé que al menos 800.000 jóvenes acudirán a vivir estos momentos junto a Juan Pablo II. Hangelar es tan grande que permitirá a los jóvenes pasar la noche al aire libre allí mismo.
El elemento central del proyecto vencedor lo constituye el palco central que acogerá el altar. De unos 3.000 metros cuadrados, se situará sobre una pequeña colina creada a tal efecto con elementos naturales.
El arquitecto Ulrich Hahn lo define como «catedral por un día». Sobrevuela la zona central del altar, con la sede del Papa, una «nube» resplandeciente de blanco.
El concepto del estudio «Hahn Helten» se basa en la persistencia. De ahí que los arquitectos propongan plantar almendros sobre esta pequeña colina de tierra, destinándola a uso público como recuerdo y lugar de descanso.
Monseñor Heiner Koch, secretario general de la JMJ, ha calificado el proyecto como impresionante: «Tiene un alto contenido simbólico y una fuerza expresiva comprensible en todo el mundo: monte, tierra, luz y nube son también símbolos religiosos cristianos profundos».
Hermann-Josef Johanns, administrador de la Oficina de la JMJ, declaró que se trata de otro hito en el camino hacia la Jornada: «Hemos hallado a un interlocutor que ha respondido de forma excelente a las exigencias de la convocatoria».