El encuentro, celebrado del 29 de noviembre al 2 de diciembre, tuvo lugar en la sede del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, cuyo presidente es el arzobispo británico Michael L. Fitzgerald.
El cuarto Coloquio Islámico-Cristiano tuvo por tema este año: «Verdad, justicia, amor, libertad: pilares de la paz» y contó con la participación de ocho delegados de la República Islámica de Irán, cuyo máximo exponente era Ayatollah Mahmud Mohammadi Araghi, presidente de la Organización para la Cultura y la Comunicación Islámicas.
«Cada uno de los cuatro valores en los que se articuló el tema del coloquio fue expuesto en la perspectiva musulmana y en la cristiana», explica este martes el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso en un comunicado de prensa.
«La experiencia de diálogo abierto, respetuoso y fructuoso que caracterizó el Coloquio, confirmó en los participantes la convicción de su utilidad y actualidad para una progresiva mejora en las relaciones entre las dos religiones y para una contribución más eficaz a la edificación de la paz en el mundo», añade.
El comunicado anuncia que tanto la delegación de la Santa Sede como la de Irán manifestaron su disponibilidad «para estudiar posibles formas de colaboración y establecieron disponer lo que sea necesario para la organización del próximo encuentro en Teherán».
Los participantes en el coloquio fueron recibidos por Juan Pablo II el 2 de diciembre quien hizo un llamamiento que recibió amplio espacio en la prensa internacional: «el nombre santo de Dios nunca debe ser usado para incitar a la violencia y al terrorismo, para promover el odio o la exclusión».
«Hoy hay una especial necesidad de diálogo, comprensión y cooperación entre las grandes religiones mundiales, especialmente el Cristianismo y el Islam. La religión está realmente llamada a construir puentes entre individuos, pueblos y culturas, a ser signo de esperanza para la humanidad», constató el Papa ante sus huéspedes iraníes.