CIUDAD DEL VATICANO, 11 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II hizo un llamamiento este jueves a los ciudadanos europeos para que no olviden los valores que han fraguado la historia del continente, y a reconocer que el cristianismo ha sido la fuerza capaz de promoverlos.
El llamamiento del Papa tiene lugar horas antes de que comience la reunión del Consejo Europeo de este viernes y sábado en Bruselas para ultimar el texto de la futura Constitución Europea.
Por fuentes del gobierno italiano, presidente de turno de la Unión Europea, Zenit ha podido saber que la mención de las raíces cristianas europeas en el «Preámbulo» del Tratado constitucional ha quedado prácticamente descartada.
En la misa anual que celebra todos los años con los universitarios en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa afirmó: «Es indispensable que la Europa de hoy salvaguarde su patrimonio de valores, y reconozca que ha sido sobre todo el cristianismo la fuerza capaz de promoverlos, conciliarlos y consolidarlos».
La homilía del Santo Padre se convirtió en un llamamiento a los 10.000 jóvenes procedentes de 34 países a ofrecer «vuestra contribución» «al proceso de integración europea».
«Ciertamente para la unidad de Europa revisten gran importancia las estructuras sociales, políticas y económicas, pero no pueden ser dejados a un lado los aspectos humanísticos y espirituales», exigió.
Juan Pablo II leyó íntegramente la homilía con voz particularmente clara y con fuerza. La eucaristía fue presidida por el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
La misa clausuró el congreso internacional sobre la movilidad de los universitarios en los países europeos, y del encuentro de delegados nacionales de pastoral universitaria. Ambas iniciativas han sido convocadas por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa.
Al final de la misa, el Papa entregó el icono «Sede de la Sabiduría» a una delegación irlandesa. La imagen de la Virgen María recorrerá las universales de ese país, que asumirá la presidencia de turno europea el 1 de enero de 2004.