BAGDAD, 21 diciembre 2003 (ZENIT.org).- «Ninguna comunidad religiosa en Irak sabe hoy qué significa la libertad», constata el arzobispo latino de Bagdad, monseñor Jean Benjamin Sleiman, quien pide no olvidar los sufrimientos vividos por los cristianos bajo el régimen de Sadam Hussein.
«Si bien en Occidente se hablaba de Estado laico en cuanto al régimen de Sadam Hussein, la sociedad civil estaba regida por la ley islámica, con graves consecuencias para los no musulmanes», declaró a «AsiaNews.it».
El hecho de que el anterior viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, sea cristiano, no reflejó en modo alguno una situación positiva para los cristianos. Aziz ocupaba ese cargo no por su credo, «sino sólo porque era un gran amigo de juventud de Sadam», advirtió monseñor Sleiman.
Es más, «con frecuencia, como minoría cristiana, obteníamos concesiones no de Aziz, sino de otros ministros musulmanes», recordó el prelado citando el caso de un libro escolar que contenía declaraciones ofensivas contra la religión cristiana.
«Aziz no hizo nada ante nuestras protestas. Sólo un ministro musulmán ordenó que aquel libro fuera retirado de las escuelas», admitió.
Con el fin del régimen de Sadam Hussein, «ha acabado el tiempo de la coexistencia horizontal entre diferentes grupos religiosos, oprimidos por el propio poder», pero con ello no se ha dado el paso «a una aceptación interior de la convivencia entre los que son distintos».
«Un musulmán nunca hablará mal de un cristiano en su presencia –explicó monseñor Sleiman–, pero ello no quiere decir que esté convencido de la convivencia con una fe distinta de la suya».
Igualmente observó que actualmente se está viendo afectada la relación entre los cristianos. La autoridad provisional ha suprimido el Ministerio de Asuntos Religiosos: «ahora hay un Consejo religioso para los chiíes, otro para los suníes y uno para las minorías cristianas».
Pero «en el Consejo para las minorías, por ejemplo, hay tres representantes caldeos, y ninguno ortodoxo», además de que «estas representaciones frecuentemente se viven más en términos de pertenencia étnica que religiosa, y ello crea problemas», apuntó.
Consecuencia de la política represiva de Sadam Hussein es que «ninguna comunidad religiosa en Irak sepa hoy qué significa la libertad», de ahí que aprenderlo sea «el gran desafío para las religiones» del país, afirmó el arzobispo latino de Bagdad.
También alertó de que «el fundamentalismo está penetrando con fuerza en la sociedad iraquí» y citó el ejemplo de las escuelas.
«Los niños son educados de forma muy estricta –describió–, y a menudo llegan a decir a sus compañeros cristianos: “Tu eres cristiano e irás al infierno porque sólo nosotros, los musulmanes, iremos al paraíso”».