LIMA, 16 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Tras los «acontecimientos dolorosos» de las pasadas dos décadas y «preocupados por los últimos enfrentamientos políticos que afectan negativamente a los grandes objetivos del Perú», el episcopado del país ha hecho un llamamiento a caminar «hacia una reconciliación integral basada en la verdad y la justicia».

«Esto implica reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos, con el prójimo y con la naturaleza que nos rodea», advierten en un mensaje –titulado «Preparemos el camino del Señor»-- difundido el sábado pasado con ocasión de la próxima Navidad.

El 28 de agosto pasado, la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) entregó el Informe Final de «sus investigaciones sobre el proceso de violencia de origen político que se vivió en Perú entre los años 1980 y 2000», un trabajo que, aún con «limitaciones», es «valioso y punto de partida para seguir adelante», recuerdan los prelados.

En efecto, durante ese período, Perú vivió una situación de violencia política «sin precedentes» que se tradujo en más de «30.000 muertes por acciones terroristas, enfrentamientos armados, arrasamiento de pueblos y masares colectivas», informa la CVR, organismo creado desde el gobierno para esclarecer los hechos y depurar responsabilidades, tanto de los terroristas como de los agentes del Estado.

«4.236 personas fueron detenidas y posteriormente» desaparecieron, «presumiblemente por elementos de las fuerzas del orden»; cerca de 600 mil tuvieron que abandonar sus hogares y los daños materiales igualaron la deuda externa nacional: «más de 26 mil millones de dólares».

«Asesinato de personas y poblaciones, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, tratos inhumanos, violaciones sexuales; destrucción de nuestros escasos medios de producción y servicios, discriminación y exclusión, desplazados, la frustración de muchos niños y jóvenes», marcaron dos décadas de la vida de Perú, reconocen los obispos en su mensaje.

«Este tiempo de Adviento y Navidad es un momento particularmente apto “para que los adversarios se den la mano y los pueblos busquen la unión; que el perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza”», exhortan los obispos de Perú.

«Reconciliación –recuerdan-- significa también reforma institucional, conversión personal, deshacer las murallas de la marginación, del racismo solapado, de la desigualdad, de la injusticia».

«El perdón y la misericordia son la manera suprema de establecer la justicia y rehacer los lazos entre las personas», sin olvidar que «la misericordia no es impunidad, es un llamado amoroso a la conversión», y que «el perdón no se opone a la justicia, sino a la venganza», subrayan.

«No dejemos pasar la oferta de perdón y de vida nueva que trae consigo el día en que la Virgen María dio a luz a Jesucristo, nuestro hermano y redentor», concluyen los obispos de Perú.