CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 22 enero 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha nombrado nuncio apostólico en Burundi a monseñor Paul Richard Gallagher, hasta ahora enviado especial con funciones de observador permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa en Estrasburgo, elevándolo a la sede titular de Hodelm con dignidad de arzobispo, según confirmó este jueves la oficina de prensa vaticana.
Monseñor Gallagher ocupa así el lugar del arzobispo Michael Courtney, asesinado el pasado 29 de diciembre en una emboscada en Minago, a 50 kilómetros de la capital burundesa, Bujumbura.
En nuevo representante papal en el país africano, originario de Liverpool (Gran Bretaña), cumplirá el viernes 50 años. Fue ordenado sacerdote en 1977. Licenciado en Derecho Canónico, entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1984 y fue destinado a la nunciatura apostólica en Tanzania como agregado.
Sucesivamente, ha prestado servicio en las nunciaturas apostólicas de Uruguay y Filipinas, así como en la sección de relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.
Fue nombrado enviado especial con funciones de observador permanente ante el Consejo de Europa en Estrasburgo el 15 de julio del 2000 –puesto que también había desempeñado el desaparecido arzobispo Courtney desde 1995–.
Con la muerte de monseñor Courtney, por primera vez el nombre de un representante pontificio se añadía a la lista de misioneros que han dado su vida por el Evangelio. El prelado debería haber dejado Burundi en breve plazo, pues el Santo Padre le había nombrado nuncio apostólico en Cuba.
Si bien se señaló principalmente a las «Fuerzas de Liberación Nacional» (FLN) –único grupo rebelde aún en armas contra el gobierno de Burundi– como autor del atentado, el crimen aún permanece sin aclarar. Las FLN, desde el primer momento, negaron su implicación en el suceso y acusaron por su parte al ejército.
El diario «Avvenire» recoge este jueves que las indagaciones podrían ser encomendadas a una comisión internacional de investigación. Esta es una de las principales conclusiones del encuentro mantenido hasta el miércoles entre el presidente de Burundi –Domitien Ndayizeye– y una delegación del FLN en la ciudad holandesa de Oisterwiejk.
Las partes además han indicado claramente que seguirán las negociaciones para la «conclusión de un acuerdo global de “alto el fuego”».