ROMA, miércoles, 28 enero 2004 (ZENIT.org).- Entrevistar a las hermanas Rossi es para el periodista lo que llaman en la facultad un «hecho noticioso» por su excepcionalidad y novedad.

Su caso es realmente curioso: las tres son jóvenes laicas y viven en casa con su madre (nuestra secretaria, explican). Son doctoras en teología y enseñan en la Universidad Pontificia Santo Tomás (más conocida como «Angelicum»). En Roma constituyen obviamente una excepción.

Teodora --la mayor-- se ha especializado en moral, Margherita Maria --la mediana-- en teología tomista y Teresa Francesca --la menor-- en ecumenismo.

En esta entrevista concedida a Zenit definen qué entienden por teología, revelan por qué se han entregado su vida a esta pasión y agradecen, en el día de la fiesta de santo Tomás de Aquino, a los dominicos de su universidad la confianza que han depositado en ellas.

--Zenit: La teología es su vida. En casa, ¿se habla siempre de temas teológicos?

--Teodora: Si respondiera «sí» seria extraño, pero si respondo «no» sería falso. No se habla siempre de teología, pero se crean las condiciones para reflexionar sobre ella.

--Margherita Maria: Se habla de todo, como en cada familia. Diría que nos gusta intercambiar ideas, desarrollar modelos de pensamiento, también con nuestro hermano Girolamo, quien también enseña medios de comunicación en el «Angelicum».

--Teresa Francesca: Se habla mucho de vida académica. El saber teológico está presente y cunde nuestras charlas, a menudo alguna citación teológica aparece en medio de una conversación que no tienen nada de teológico.

--Zenit: ¿Son conscientes de que su caso es inusual?

--Teodora: Lo somos cuando nos vemos desde afuera, pero nosotras no nos sentimos así porque nos vemos desde dentro.

--Margherita Maria: Poco a poco nos vamos dando cuenta, por ejemplo, cuando nos entrevistan...

--Teresa Francesca: En general sí. Lo raro es ser al mismo tiempo teólogas, mujeres, laicas y hermanas. Singularmente ninguna de estas dimensiones es tan extraordinaria. Existen familias donde algunos hermanos son todos religiosos o médicos. Quizá nosotras somos sólo un poco precursoras...

--Zenit: ¿Qué les atrae de santo Tomás?

--Teodora: Que sea un autor con personalidad, lo que significa proponer un pensamiento sistemático, pero al mismo tiempo que puede ser releído hoy.

--Margherita Maria: La capacidad de incidir sobre la cultura de su tiempo y la sucesiva, y de rectificar el pensamiento y la praxis cristianas.

--Teresa Francesca: El sistema teológico sólido y coherente, que constituye una parte fundamental del patrimonio confesional, imprescindible también para dialogar.

--Zenit: Moral, teología tomista y ecumenismo son campos muy distintos. ¿Encuentran en ellos una línea de convergencia?

--Teodora: Sí, por contraste, trabajo sinérgico y actividad convergente. Las tres disciplinas, aunque tengan aspectos entre sí distantes, las convertimos en transversales.

--Margherita Maria: Sobre todo con Teodora, porque se ocupa de la epistemología moral y yo de los presupuestos sistémicos del tomismo. Son más raras las intersecciones con Teresa. De todos modos, Tomás trabajaba en la Iglesia precedente a la división protestante y esto le convierte en cierto sentido en un modelo de teología indirectamente ecuménico.

--Teresa Francesca: Sí, hay un espacio de encuentro común entre una o otra, a veces con extrañas casualidades, dependiendo de los tiempos y períodos.

--Zenit: La opción por la teología comporta sacrificios. ¿Ha sido así en su caso?

--Teodora: Estudiar y enseñar teología es al mismo tiempo la realización de un sueño, porque se trata de algo inesperado e insólito, y la renuncia a un sueño, el de poder vivir sólo enseñando teología [las tres realizan otros trabajos, además de la docencia universitaria n.d.r].

--Margherita Maria: No me doy cuenta de los sacrificios porque la motivación teológica e intelectual me arrastra. Quizá es debido a nuestra educación, en la que las cosas arduas son siempre entusiasmantes por ellas mismas. O quizá también es que mi generación mantiene en el tiempo la tensión de la felicidad en un proyecto de vida.

--Teresa Francesca: Siendo la más joven, quizá todavía es temprano para hacer un balance de sacrificios y renuncias. Cada logro tiene su historia. Algunos son la coronación de muchas fatigas, otros son un don del Señor, gratuito, inesperado.

--Zenit: No dan la impresión de ser feministas «rabiosas». ¿Cómo entienden su papel de mujeres laicas en la Iglesia?

--Teodora: No soy, de hecho, una feminista enfadada. Estoy muy contenta con mi papel y doy profundamente las gracias a los padres dominicos que con providencia y profetismo hace unos quince años me llamaron para enseñar.

--Margherita Maria: Algo más que se podría desear, pero no en calidad de mujer sino de laica, sería un «status» que permita dedicarse sólo a la investigación, sin tener que garantizarse en otros trabajos el pan de cada día.

--Teresa Francesca: Sería ingrato e injusto ser rabiosa. Comprendo mi papel como un «signo de los tiempos»: algunos lo entrevén antes, otros más tarde. Algunos ven en ello potencialidades y otros riesgos. Me parece que el feminismo «rabioso» sofoca este dinamismo, que es muy sano para hacer comunión.

--Zenit: ¿Resulta difícil para sus alumnos --muchos de ellos seminaristas o sacerdotes-- tener mujeres como profesoras?

--Teodora: No, no. La exhortación apostólica postsinodal «Pastores dabo vobis» [de Juan Pablo II], en el número 66, afirma que los laicos, hombres y mujeres, están llamados a colaborar en la obra de formación de los sacerdotes. Dado que el Papa hace esta exhortación, en el auditorio hay una gran disponibilidad.

--Margherita Maria: No me doy cuenta, quizá porque imparto cursos especializados y no obligatorios. Lo que sí encontramos son numerosas muestras de entusiasmo por nuestra didáctica, porque los estudiantes absorben y recambian con pasión el gusto y hasta la diversión por las materias. La integración también se debe a los Colegios Dominicos.

--Teresa Francesca: Lo tendríamos que preguntar a nuestros alumnos. Quizá en algún caso aislado alguien lo encuentre difícil, pero la verdad es que la respuesta siempre ha sido muy alentadora, sobretodo en el Angelicum y en el Centro Pro Unione [institución ecuménica en la que también trabaja, n.d.r.].

--Zenit: ¿Se sienten a gusto en un ámbito mayoritariamente masculino?

--Teodora: Me siento cómoda en un ámbito de comunión, en el que las diferencias no se notan: se experimenta sólo la riqueza de los dones distintos.

--Margherita Maria: Sí. Estamos especialmente atentas a respetar el ambiente en el que nos encontramos, evitando subrayar excesivamente los aspectos femeninos. Esta conciencia, que también ponemos en práctica en otros ambientes, ayuda a atenuar la polaridad masculino/femenino.

--Teresa Francesca: El ecumenismo es cada vez menos masculino. Se necesita un «plus» de respeto por ambas partes. Para mi han sido preciosos los años de trabajo con los marianistas, una congregación caracterizada por su gran atención a los laicos, sagacidad formativa y sobretodo «espíritu de familia». De los marianistas he aprendido a gestionar de manera respetuosa y natural las diversas vocaciones y el binomio mujer-laica y hombres-seminaristas.

--Zenit: ¿Animarían a otras mujeres a dedicarse a la teología?

--Teodora: El estudio de la teología es una especie de vocación a la gratuidad, un ejercicio de libertad. Lo es en grado sumo, pero estas dimensiones se pueden vivir en cualquier otro trabajo, entendid o como acción de gracias y compromiso hacia los demás.

--Margherita Maria: Aconsejaría dedicarse a la teología no por ambiciones personales o como fuga de otras situaciones frustrantes. La teología es la búsqueda de la verdad, para la cual se debe comenzar, al menos, por la verdad de sí mismos.

--Teresa Francesca: ¡Llena la vida!