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Excelencia,

Me complace darle hoy la bienvenida al Vaticano. Su presencia aquí es un signo de la cooperación que, desde hace más de cincuenta años, ha caracterizado las relaciones oficiales entre la Santa Sede y su país. Estoy seguro de que este espíritu de colaboración continuará creciendo incluso con más fuerza mientras abordamos materias de mutuo interés.

Al respecto hay que destacar el compromiso actual para salvaguardar los derechos inalienables y la dignidad de la persona humana, especialmente en los esfuerzos orientados a promover un mayor entendimiento entre las personas de diferente procedencia religiosa, cultural y étnica.

Señor Ministro, le aseguro mis mejores deseos durante su estancia en Roma e invoco sobre usted las bendiciones de Dios Todopoderoso.

[Traducción del original inglés realizada por Zenit]