ROMA, jueves, 4 marzo 2004 (ZENIT.org).- Ha llegado la hora de un «nuevo feminismo» que reconozca el «genio de la mujer», como propone Juan Pablo II, reconoce una de las teólogas francesas más conocidas.
Janine Hourcade acaba dedicar al argumento su nuevo libro «Lo eterno femenino. Mujeres místicas» («L’Eternel féminin. Femmes mystiques», editorial «Le Carmel»), con introducción del cardenal Paul Poupard, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura.
Hourcade, doctora en teología con una tesis sobre «La mujer en la Iglesia» (1986), ha escrito numerosos libros sobre la mujer, como «La Iglesia, ¿es misógina?» (1990) o «¿Mujeres sacerdotes?» (1993).
–El 8 de marzo las Naciones Unidas nos invitan a celebrar la Jornada Mundial de la Mujer. ¿Qué sentido cristiano se le puede dar a esta celebración?
–Janine Hourcade: Ese día, todo cristiano, simple ciudadano o responsable político, debe ofrecer amor y atención a las mujeres: a las que están a su lado como esposas, madres, hermanas, ciudadanas, o bajo su administración; y a las que están más alejadas en el espacio o en raza. Y sobre todo, el cristiano vivirá este deber como Jesús, que mostró tanta consideración y benevolencia a las mujeres.
–Usted acaba de publicar un nuevo libro sobre la mujer. ¿Qué idea quiere transmitir?
–Janine Hourcade: Mi libro comienza con una reflexión sobre lo «eterno femenino», expresión que tiene por padre a Goethe, quien afirma: «lo eterno femenino nos atrae a lo alto». A la luz de lo eterno femenino, las mujeres de excepción que han marcado la historia de la Iglesia, desde santa Genoveva hasta la Madre Teresa de Calcuta, representan expresiones de femineidad cumplida. Su femineidad no les ha impedido desempeñar papeles políticos, sociales, eclesiales y espirituales de primer plano. Son para nosotros una lección magistral que demuestra que la mujer no tiene necesidad de ser sacerdote para tener un poder jerárquico, para desempeñar un papel importante en la Iglesia y en el mundo. Por tanto, el combate y los rencores en este sentido son vanos.
–Juan Pablo II acaba de festejar sus 25 años de pontificado. ¿Qué es lo que más le ha impresionado de las enseñanzas de este Papa sobre la mujer y de sus gestos hacia ellas?
–Janine Hourcade: Se puede decir mucho sobre la enseñanza de Juan Pablo II sobre la mujer. Toda mujer debería estar llena de reconocimiento por ello. Ha proclamado la dignidad de la mujer, la fe sin límites en el «genio de la mujer», en textos oficiales y también en privado. La primera vez que utilizó esta expresión fue ante Maria Antonietta Macciochi, profesora universitaria y diputada europea, marcada por el marxismo y el feminismo. Las mujeres del siglo XXI, ¿cómo no podemos quedar seducidas por el desafío que nos lanza: un nuevo feminismo, alejado de un militantismo mortífero y de la sumisión servil al patriarca?