UNIAPAC: Empresarios cristianos que quieren humanizar la globalización

ROMA, viernes, 5 marzo 2004 (ZENIT.org).- Unos ochenta empresarios cristianos, acompañados por expertos y profesores universitarios, afrontan entre el viernes y el sábado en Roma su «responsabilidad social» en tiempos de globalización.

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Han sido convocados por el Consejo Pontificio de la Justicia y por la Unión Internacional de Empresarios Cristianos (UNIAPAC).

El presidente de UNIAPAC, Etienne Wibaux, quien es también presidente de «Subrenat Expansion», explica que el objetivo de que se plantean es el de analizar su responsabilidad personal para «humanizar la globalización».

Los vicepresidentes son José Alfonso Lozano Irazábal (México), Bruno Pinto-Basto Bobone (Portugal), y su secretario general es Benoit Bonamy (Francia). UNIAPAC, según explican sus responsables a Zenit, «quiere tratar, en el espíritu del Evangelio, de poner en la práctica y dar contenido a la doctrina social cristiana promoviendo los principios de la dignidad, la justicia, el destino universal de los bienes, la solidaridad, la subsidiariedad, y la responsabilidad».

Esta Unión reúne a asociaciones de cristianos empresarios así como ha personas individuales del mundo de los negocios de todo el mundo que «desean comprometerse en armonizar en los negocios resultados empresarios con el bien común».

En esta reunión celebrada en Roma, revelaba Wibaux a los micrófonos de Radio Vaticano, «hemos tratado de dejar a un lado los grandes interrogantes generales sobre la globalización para reflexionar directamente a cada empresario, a cada dirigente, sobre su responsabilidad social en el contexto de la globalización».

«Nos preguntamos qué puede hacer, en cuanto empresario, a través de su propia empresa –aclara–. Es un cambio de perspectiva».

Para ello, la reunión afronta cinco argumentos, que han sido ilustrados por su presidente en estos términos.

–«El primero: ¿cuál es el objetivo social y ético de los beneficios de la empresa? Es decir, ¿qué hacemos, qué hace la empresa con sus beneficios?».

–«El segundo tema afecta a la corrupción en los negocios y en la política: ¿que podemos hacer, nosotros, jefes de empresa, para combatir la corrupción?».

–«Tercero: la responsabilidad social del dirigente en la lucha contra la pobreza. ¿Que hacemos concretamente? ¿Qué podemos hacer para combatir la pobreza en el planeta?».

–«Cuarta cuestión: la promoción de los dependientes en cuanto personas, a pesar de la presión de los negocios a la que estamos sometidos. Nos preguntamos precisamente qué podemos hacer para promover la dignidad del hombre y su desarrollo, en un contexto de competencia».

–«Quinto interrogante: ¿cuál es el impacto cultural del marketing y de la política comunicativa de las empresas? Nos damos cuenta de que a través de nuestra actividad, nuestras publicaciones y la publicidad pueden influenciar la manera de vivir y los comportamientos de las personas».

UNIAPAC se fundó en 1931al agrupar a varias federaciones europeas de empresarios que ya desde finales del siglo XIX habían tenido un papel importante para la doctrina social de la Iglesia, como Léon Harmel, dirigente de una empresa familiar textil en el norte de Francia, que influenció a León XIII en su encíclica «Rerum Novarum».

Al cobrar peso, desde 1956, UNIAPAC cuenta con una secretaría general con oficina en Bruselas.

UNIAPAC goza de reconocimiento por instituciones internacionales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, con sede en Roma); el Consejo de Europa (con sede en Estrasburgo); la Organización Internacional del Trabajo (con sede en Ginebra), la Comunidad Europea, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Ginebra) o la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, con sede en París).

La Santa Sede sigue con interés la vida de UNIAPAC y desde 1957 ha nombrado a sacerdotes como guías espirituales. En 1962 UNIAPAC se convirtió una asociación ecuménica.

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ZENIT Staff

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