MADRID, lunes, 26 abril 2004 (ZENIT.org-Veritas).- El profesor de periodismo del CEU Juan Cantavella, junto con el redactor jefe del semanario «Alfa y Omega», José Francisco Serrano, dirige las Jornadas «Prensa e Iglesia en la España Contemporánea», que este año, en su II edición,
se dedicarán a analizar el diario «El Debate» y su aportación a la sociedad española.

--¿Qué papel desempeñó en su época el diario «El Debate»?

--Juan Cantavella: Frente a las lamentaciones de los que creían que la Iglesia española nunca podría disponer de un diario y frente a las dilaciones de los que buscan lo perfecto y no saben conformarse con lo conveniente, Angel Herrera demostró en 1911 que es posible actuar con eficacia en el campo del periodismo católico y que para contar con un diario sólo era necesaria una decisión firme y un trabajo de total entrega. Ahí está el diario «El Debate» que fue una de las realidades más espléndidas del periodismo español del primer tercio del siglo XX, como han puesto de manifiesto los que vivieron aquella época y los que la han estudiado a fondo.

--¿Qué ha supuesto la figura del cardenal Herrera Oria para los medios de la comunicación en la Iglesia?

--Juan Cantavella: En lo que atañe a «El Debate» lo acabamos de decir: la Iglesia española se encontró con un medio espléndido que sirvió para poner al servicio de todos el pensamiento de la Iglesia, para mostrar que los católicos eran muy distintos a lo que la prensa anticlerical o crítica decía de ellos y para unir a los cristianos frente a las sinrazones de algunos grupos políticos y sociales o de algunos Gobiernos, escasamente tolerantes.

Pero el cardenal Herrera Oria dejó la dirección de «El Debate» en 1933 para asumir otros retos muy importantes en aquellos momentos y después llegó al sacerdocio y al episcopado. No por eso se desentendió de esta forma de apostolado. Desde otras responsabilidades eclesiales continuó patroneando la Editorial Católica, el diario «Ya» y muchos otros proyectos. Su magisterio está ahí y mejor estaría si no le hubieran vuelto la espalda en alguna ocasión.

--¿Cree que su figura es poco conocida?

--Juan Cantavella: Sí. Todos los grandes hombres tienen épocas de veneración y otras de olvido y nuestro personaje pasa alternativamente de unas a otras. Confiemos que cada vez se ponga más de manifiesto el papel estelar que tuvo en la sociedad de su tiempo, a pesar de su nulo afán de figurar y sí de entregar su vida entera por la Iglesia y por su país.

--¿Qué ha supuesto la pérdida del diario «Ya», heredero de «El Debate»?

--Juan Cantavella: Como antiguo redactor de aquella casa, le diré que todavía no me he repuesto de aquel cierre. Como estudioso de la prensa católica, habría que hablar del perjuicio inmenso que ha causado a la Iglesia la desaparición de aquel medio, puesto en pie por personas valerosas cuando más difícil era contar con prensa confesional, cuando el simple hecho de trabajar en ella suponía un peligro cierto de pagar con la misma vida.

Como católico debo decir que no comprendo el inmenso error que supuso el consentir su desaparición, en unos años en que se podía prever que íbamos a estar de nuevo a la intemperie. Los que lo consintieron ya se han arrepentido bastante y los que todavía no lo han hecho algún día llorarán de vergüenza.

--¿Cree que es viable crear un nuevo diario católico?

--Juan Cantavella: Por supuesto que lo es, pero es una lástima el que nos dediquemos a trenzar y destrenzar lo que teníamos y lo hemos echado a perder. Crear un periódico no es como levantar uno caído: es mucho más difícil y algún día habrá que replantearse este reto. Nos lo pedirá el pueblo cristiano a no mucho tardar.

--¿Qué se pretende con estas jornadas «Prensa e Iglesia en la España contemporánea»?

--Juan Cantavella: Mostrar una realidad rica y fructífera que se ha vivido en el pasado y que, con esa timidez con que los cristianos hablamos de nuestras realizaciones, teníamos ahí escondida. Que se sepa lo que los católicos del siglo XIX y XX hicieron para divulgar la doctrina y la actividad de la Iglesia. Es impresionante lo mucho que se trabajó y lo poco que sabemos. Miles de títulos, millones de ejemplares se han divulgado en estos casi doscientos años y eso no es que no lo sepa la gente, es que no lo sabemos ni los profesionales. Es una pena, ¿no?.

--¿Cree que los medios católicos han sido poco estudiados en las Facultades de Periodismo?

--Juan Cantavella: Poquísimo. No es del todo cierto, pero en relación con la prensa católica yo me conformaría con que se tuvieran los mismos conocimientos que tenemos sobre la prensa médica o deportiva. No es pedir demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que la nuestra supera en mucho a todas las anteriores.