Jiménez de Parga calificó como «canallada histórica» las difamaciones sobre los colegios religiosos y dijo que no estaba dispuesto a tolerarlas. El presidente del Tribunal Constitucional expresó también no sentirse «libre» para expresar todo lo que piensa sobre este tema, debido al puesto que ocupa.
El presidente del Tribunal Constitucional se refirió con sus observaciones al «clima generalizado» de crítica a la Iglesia y sus instituciones. Asimismo, manifestó su «orgullo de los hermanos maristas» que se sacrificaron por su educación.